Esta historia que quiero contaros hoy es lo que le ocurrió a un buen amigo en un día de trabajo como otro cualquiera, de no ser, por algo que pasó y que para él fue, vamos a decir como poco, mal llevado por las autoridades competentes.
Él trabajaba en una empresa que se dedicaba a la iluminación de programas de televisión, tales como informativos, programas infantiles, videos promocionales, spot publicitarios, programas musicales, entrevistas, en fin todo lo relacionado con este medio informativo.
En este caso, se estaba haciendo el seguimiento de la construcción de una réplica de la famosa Nao Victoria, creo que para la Sociedad Estatal, de la también famosa exposición iberoamericana del año 1992 que se celebro aquí en Sevilla.
Por si alguien no lo sabe, la Nao Victoria, fue la nave que, capitaneada por Fernando de Magallanes y Juan Sebastián de Elcano, dio la vuelta al mundo, año de 1519 a 1522.
Esta réplica se construyó en un pequeño astillero de un pueblo de la provincia de Huelva llamado Isla Cristina. El señor que lo llevó a cabo, en cuya obra me imagino que puso toda su profesionalidad y cariño, y por lo que me contó mi amigo, no lo pongo en duda ni un solo instante, es más, creo que si las autoridades competentes hubieran escuchado y seguido las instrucciones y recomendaciones de este señor sobre la botadura de la nave, no hubiera pasado nada de lo que ocurrió.
Llego el día señalado, mi amigo se dirige hacia Isla Cristina, había quedado con el productor (es la persona que se encarga de coordinar todo lo necesario para el evento, como material de grabación, iluminación, y todo lo que se precise, para que el equipo que llevará a cabo dicha grabación pueda hacer bien su trabajo).
Hacía un día precioso, el sol lucía y no hacía falta mucho material de iluminación, el revuelo se adueñaba del sitio indicado, se esperaba la llegada de personajes importantes, incluso alguien de real estirpe, creo recordar, porque ya hace tiempo de esto, que eran, si la memoria no me falla, tres personas:
D. Jorge Luis Dañez, D. Jaime Empellón y SAR. Dª Malena de Bombón
Había mucha más gente importante, pero de lo que me contó mi amigo, estos son los que más recuerdo por ser protagonistas de tan señalado acontecimiento.
En fin, como podemos imaginar con gente tan importante, el ágape fue de primer orden, no faltó de nada, mucha gente guapa y algunos uniformes, todo bien servido, buenas viandas, mejor vino etc, etc, etc...
Mi amigo y el productor (vamos a ponerles nombre a los dos): mi amigo se llama Ezu y el productor Pedro (así esta mejor), bueno pues Pedro y Ezu estaban buscando por todo el lugar los mejores sitios para el encuadre de las cámaras, para que la grabación de este evento quedara lo más bonita posible.
-Pedro: quiero una cámara aquí para grabar la botadura de la nave y otra allí para planos generales y cortos, y tú, Ezu, como hay suficiente luz y no hacen falta focos vente conmigo.
Pedro se fija en algo, hay gaviotas en el agua, y le dice a Ezu: ¿crees que podíamos hacer algo para atraer a las gaviotas en el momento de la botadura, que vuelen alrededor de la nave y se vea más bonito?
-Ezu: hombre, yo creo que si le echáramos algo de comer en el agua podríamos atraerlas hacia el sitio
-Pedro: ¿Qué podemos echarles?
-Ezu: ¿vamos a la plaza de abastos del pueblo y compramos sardinas?
-Pedro: vale
Se dirigen a la plaza de abastos, pero no sé si por la hora, o porque ya no había pescado, el caso es que no pudieron comprarlo, allí cerca había una fábrica de conservas, y a Ezu se le ocurre, podemos preguntar aquí, a ver si nos venden algo de pescado, entran y preguntan y les ofrecen algo de pescado, concretamente, sardinas arenques, se las regalan y vuelven al sitio donde se está desarrollando todo con cierta normalidad, pues cuando llegaron ya empezaban a escucharse los primeros problemas sobre la botadura de la nave.
El señor que la construyó le decía a varias personas, de las autoridades competentes, entre ellas alguien con uniforme militar de la marina: no se debe botar la nave, no hay suficiente agua, la marea esta baja y la nave encallará.
A lo que le respondían: han venido personas muy importantes incluso la madrina del evento SAR Dª Malena de Bombón y la nave hay que botarla como sea.
Este señor decía de nuevo: no hay suficiente agua ¡encallara!
El señor de uniforme respondía: pues se le quita peso y santas pascuas
El constructor: en ese caso, encallara también, pero además, si le quitamos peso, incluso podrá volcar.
A todo esto, la gente se divertía ajena a todo lo que acontecía en estos momentos, estaba por allí la mascota de la exposición, Curro, y alguno chicos y chicas más disfrazados de variados personajes.
Pedro, mientras, había buscado y encontrado a un pescador del lugar con una pequeña embarcación, al que por algún acuerdo contrató para poder grabar desde el agua la botadura, y así poder llamar la atención de las gaviotas con el pescado que les regalaron en la fábrica de conservas.
En el primer intento de atraer a las gaviotas mi amigo Ezu lanzo al agua varias sardinas arenques, y efectivamente acudieron muchas pero… “sorpresa” las sardinas se hunden en el agua, y las gaviotas se van, igual que vinieron, así dos o tres veces, hasta que las gaviotas ya no hacían caso de los intentos de Ezu por atraerlas.
Bueno llega el momento, SAR Dª Malena de Bombón cumple con su cometido y bota la nave, embarcados en ella estaban “Curro” la mascota, y todos los chicos y chicas que estaban disfrazados, la nave se dirige hacia el agua y…. prooorrooooomm, efectivamente, se encalla, las autoridades competentes se ponen nerviosas y andan de aquí para allá, llamadas, contactos, no se si con la autoridad portuaria, en fin, llegan algunos barcos amarran cabos a la nave, tiran de ella y claro, como vaticino el señor que la construyó, la nave en el momento que hubo suficiente agua para que no tocara en el fondo, se escoró sobre su lado derecho y… al agua patos, Curro y todos los que estaban en ella, menos mal, que la chica que iba disfrazada de Curro ya se había quitado el disfraz, si no cualquiera sabe que podría haber pasado.
A partir de aquí todo fue un desastre que os podréis imaginar, por eso titulo la historia de mi amigo “un día en la mar"