Muy pocas veces había yo vuelto por Lora desde que “me metí en el convento”, como dice vulgarmente la gente. Pero el pasado año volví varias veces por allí precisamente con la exclusiva finalidad de entrevistarme con nuestro hermano Jesús. Se le había ocurrido a él ocupar sus horas, de ya forzado retiro, en escribir sus memorias, y en varias ocasiones nos la fue leyendo.
Con una redacción fluida, directa, sencilla y una memoria admirable sobre datos, sucesos y costumbres de otros tiempos, su exposición resultaba muy distraída y grata de leer. La verdad es que quedé sorprendida al descubrir en nuestro hermano Jesús, labrador y campesino por vocación, aquella faceta de escritor. Porque Jesús, por más empeño que puso en ellos nuestro padre, no entró por el camino de los estudios; y aunque lo mandó a Madrid cuando allí estaban Rafael y Pepe preparando oposiciones, para que hiciera Perito Agrícola, ni eso consiguió de él. Decididamente, el campo, sin más, y como por vocación innata, era lo suyo. Y a ello se dedicó toda su vida con talento y con acierto .La descripción que hace de las labores y faenas del campo en sus tiempos -cortijo y olivar-, son, a mi juicio, unas páginas de antología del tema.
Las “memorias” de Jesús, de muchas, muchísimas páginas, redactadas a lo largo de meses, sin demasiada pericia en el manejo del ordenador, incurrían a veces en repetición de hechos, y a veces… en errores de ortografía: las “haches” y las “uves” se le resistían con frecuencia. Y en estos dos menesteres entró mi colaboración. Yo, que tampoco soy experta en ordenador, aunque algo mejor en ortografía, le corregía los errores ortográficos y le advertía lo que, por repetido, debía eliminar. Y esto fue lo que motivó que tratara con él directamente tales cuestiones, visitándolo en su casa de Lora. Allí, en su despacho, lo encontraba siempre con su buen humor, entre montones de papeles desordenados –como correspondía a su particular talante- pero que él entendía, y entre los que se encontraba muy feliz.
El 6 de diciembre del 2010 cumplía Jesús sus 90 años. Y con este motivo, a modo de felicitación, aludiendo a esta empresa de su vida, sus “Memorias”, en nombre de nosotras, sus cinco hermanas, le escribí unos “ripios” a modo de felicitación en los que, según mis recuerdos, describo algo su singular modo de ser.
El reproducirlos hoy quiere ser un homenaje a este hermano nuestro tan querido, tan cristiano, tan loreño, tan simpático, tan buena persona, tan hombre cabal: buen hijo, buen hermano, buen esposo, buen padre, buen abuelo, buen suegro, buen campesino y, al final, buen escritor, que así fue nuestro hermano Jesús, al que Dios tendrá en su gloria.
Y ésta, que a continuación transcribo, que quiere ser un poco su propia historia, fue entonces nuestra felicitación.
A NUESTRO HERMANO JESÚS EN SU 90 CUMPLEAÑOS.
Una vida larga guarda muchas cosas,
unas agradables, otras dolorosas.
Todas ha vivido con intensidad,
de todas conserva memoria sin par.
Con 90 años ha escrito su vida
con todo detalle, pues nada se olvida.
Cuando sus memorias publicadas sean
quedará admirado todo el que las lea.
Las ha redactado minuciosamente
¡400 páginas! Un trabajo ingente,
El pueblo de Lora, sus gentes, sus calles,
y antiguas costumbres, con todo detalle.
Todo está contado con tal precisión
que el leerlo causa gran admiración.
Su vida y su historia allí están contadas
porque ya lo dije, no se olvida nada.
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Él no hizo carrera de universidad;
él fue campesino, que es ser mucho más.
Él fue, sobre todo, un buen labrador
y también se sabe, un buen cazador.
Todas las labores del campo entendía,
y todas llevó con gran maestría.
Nos habla del campo en tiempos pasados:
cortijos, labranzas, olivos, ganados.
Del campo de entonces, en su narración,
nos lo cuenta todo con gran precisión.
Y nadie le gana en conocimientos
sobre las costumbres del campo en sus tiempos.
El “Membrillo” antes, “La Pituta” luego
sus grandes afanes bien los conocieron.
Allá en el cortijo y en el corralón
a la alta escuela caballos domó,
¿De dónde sacaba sus conocimientos
del campo y la doma… ¡Pues de su talento!
De cuantas labores el campo exigía
era un gran experto, de todas sabía...
Sabía de ganados, sabía de cortijos,
sabía de olivares ¡era un gran prodigio!
Y pasó su vida en estos quehaceres
y en enamorarse de cuatro mujeres:
En Lora primero, Sevilla después,
aunque la de Lora le salió al revés
Mas para consuelo de su desencanto
su amor verdadero fue en Fuente de Cantos.
Dos nietas de aquella Doña Primitiva
fueron los amores hondos de su vida.
Teresa primero, y después Dolores
fueron de su vida los grandes amores.
Con ellas vivió su concreta historia,
y de ellas habla siempre en sus memorias..
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De los diez hermanos fue el cuarto nacido,
y de nuestro padre él fue el preferido.
Y se merecía tal predilección
porque fue un muchacho de gran corazón.
Gracioso, simpático, y muy ocurrente,
caía bien a todos, tenía don de gentes.
Era siempre el centro entre sus amigos,
y entre sus hermanos, siempre muy querido.
Con eso del campo, caballos y coches
vivía a su aire de día y de noche.
También a su aire vestía el buen mozo
que más que elegante solía ir desastroso.
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Aunque nació en Cádiz, en Lora vivió
y en Lora su vida se desenvolvió.
Y como la vida se pasa en un vuelo
en Lora fue esposo, y padre, y abuelo.
Lora que lo vio chiquillo y mozuelo
ahora lo contempla venerable abuelo.
Y Lora que siempre lo vio campesino
ahora lo contempla escritor muy fino,
Y es que en los Montoto, por su condición,
siempre allá en el fondo hay un escritor.
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Jesús :
Lora te agradece tu vida, tu historia
tus hijos, tus nietos, y ahora tus memorias.
Y a tí, gran loreño, Jesús, nuestro hermano
en tu cumpleaños ¡ TE FELICITAMOS ¡
Que María Santísima, la de Setefilla
siga protegiendo tu vida sencilla.
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6 de diciembre, año 2010
Con todo cariño, de tus cinco hermanas
María, Salud, Isabel, Mª Dolores y Conchita.
Amén.