viernes, 30 de octubre de 2009
ÚLTIMAS NOTICIAS DE LA MONTOTADA
jueves, 22 de octubre de 2009
PARA ROCIO
No es mérito ninguno que entre tantas, alguna de vosotras( en este caso tú), en un arrebato de generosidad que como tal lleva implícita una buena dosis de exageración, pondere unas virtudes que distan bastante de la realidad. No obstante y como de bien nacido presumo, vaya por delante mi agradecimiento por tan inmerecidos elogios.
De abuelo siempre me llamó la atención la bondad que sólo con mirarlo traspasaba todos sus poros. Bondad y ternura que transmitían una enorme sensación de paz y tranquilidad. Esto no era sino el reflejo de quien pasó por la vida haciendo todo el bien que pudo, respetando a todo el mundo y procurando hacer el menor daño posible. También papá era así y ellos son mi punto de referencia. La hombria de bien y el saber estar fueron constantes en sus vidas.
Como verás Rocío este es mi secreto, sólo con fijarme en ellos algo se me debe haber pegado . Con personas así no es difícil aprender por eso tenemos que dar gracias a Dios y a la Santísima Virgen de Setefilla por haber tenido la inmesa suerte de convivir con unos seres tan extraordinarios y por seguir teniendo muy presente el ejemplo que nos dejaron.
Gracias por todo, un beso.
miércoles, 21 de octubre de 2009
¡¡¡ATENCIÓN, MONTOTADA!!!!
7 DE NOVIEMBRE en el MERCANTIL
(Círculo Mercantil e Industrial, Avda. Carrero Blanco, Sevilla)

A PARTIR DE LAS 13 H. PODEMOS IR REUNIÉNDONOS ALLÍ
EL PRECIO DEL MENÚ ES 40 EUROS LOS MAYORES Y 15 LOS NIÑOS
(INCLUYE BARRA LIBRE)
NECESITAMOS DAR UNA SEÑAL, ASÍ QUE HAY QUE IR YA DÁNDOLE EL DINERO A JESÚS, (para vuestra tranquilidad os diré que Clarita y yo le hemos obligado a firmar un papel diciendo que no se va a fugar a Honolulu. Lo tengo yo en mi caja fuerte).
martes, 20 de octubre de 2009
LOS HOMBRES QUE SÍ AMABAN A LAS MUJERES
Ahora que tan de moda está esa trilogía del sueco Larson y el hablar de misogínos y violencia de género quiero rendir homenaje a algunos hombres que merecerían una trilogía por todo lo contrario.
Supongo que tiene mucho que ver la educación y las buenas costumbres más que con la mera suerte de convivir con hombres que se alejan mucho del perfil hoy tan al uso.
Mi padre, mi marido, mi cuñiprimo, mis hermanos, son hombres que aman y respetan a las mujeres, que en algunos casos no es tarea facil.
Podría decir mucho de cada uno de ellos, pero esto es para mi hermano mayor. El no no es que ame a las mujeres, es que es incapaz de odiar a nadie, ni en su alma cabe el menosprecio, ni el mal gesto, ni el mal pensar; creo que en su alma no cabe el mal vaya de lo que vaya disfrazado.
Que es la bondad personificada lo sabe quien lo conoce, pero no por sabidas las cosas son menos agradecidas al escucharlas, en este caso al leerlas, y porque debe resultar gratificante saber que al menos una de esas mujeres a las que tanto quiere hace público ese sentimiento.
No sólo por el respeto debido al hermano mayor, ni por el cariño a mi padrino, ni por muchos momentos vividos con él, sino tan sólo por dar las gracias a quien todo lo ofrece sin esperar nada a cambio me atrevo a traspasar la barrera que debería suponer tan simple gesto.
Ya lo dijo el abuelo "es todo un real mozo, tiene un semblante despejado y un empaque y un gesto muy señor ¿que va a ser? Pues a éste lo crío para jesuita".
No te veo de cura, aunque virtudes no te faltan, habrá sido que el abuelo con todo lo bueno que vió en tí no contó con que también serías un hombre que amaría a las mujeres.
sábado, 17 de octubre de 2009
EL PILAR EN EL PALMAR
Al asalto me he metido cuatro días con toda mi prole en casa de mi hermana Marta, y como en el Palmar reinan los Montoto Castrillón-Castrillón Montoto (tanto monta, monta tanto), que son la mitad de la familia, hemos aprovechado para hacer un improvisado ensayo general de la montotada, pero en el complejo turístico Montoto Resort de la Avenida Virgen de Setefilla en vez de en el Mercantil. No estaban todos, claro, pero con los que estábamos ya éramos una multitud importante. Para ser un ensayo general no ha podido salir mejor, así que los que estéis nerviosos podéis tranquilizaros (¡veo yo mucho nerviosismo en este blog!).
Allí, entre la humareda de la barbacoa de Jesusito degustamos las riquísimas viandas cárnicas de ternera retinta que nos preparó (de las almejas a la marinera mejor no hablo), bebimos todo lo bebible (hasta orujito gallego recién destilado en un alambique casero). En definitiva, compartimos un día (con su correspondiente noche) entre risas y charlas.
Quiero darle las gracias por su hospitalidad a todos ellos, mis primoamigos, mi hermanamiga Marta y su paciente esposo Ful, y sobre todo a tía Isabel, por la paciencia de tener niños correteando y berreando, y a adultos carcajeándose tantas horas en su jardín. Hasta tuvimos una réplica de memorias de áfrica, cuando apareció a trotecito lento el caballero Luis, paseándose a caballo para jolgorio de los menores (y de los mayores también), ganándose el título de pajarita andante. Y el campanazo de tía Isabel, que quería saber si había algún "metromensual" en la reunión. Y el descubrimiento de que la "mantis religiosa", ese bichito verde tan raro, mata de una yoya en la nuca como si fuera bruce lee. Y... ¡tantas cosas que no las puedo resumir!
Un buen puente, sí señor. Anticipo de lo que nos espera el 7 de noviembre.
Y para que os muráis de envidia, aquí tenéis el documento gráfico que lo atestigua.
viernes, 9 de octubre de 2009
"QUIEN A BUEN LEÑO SE ARRIMA"
Todo viene por la "Pajarita" que en esta ocasión abuelo me brinda de nuevo. Ya todos sabéis como me gusta leerlas, no hace falta repetirlo, en este momento de lectura estoy en la oficina, ya es casi la hora de cerrar y el movimiento de la mañana se ha tranquilizado, me puedo relajar, suena una agradable canción en la radio y me dispongo a leer otro recopilatorio que mi madre ha tenido la gentileza de prestarme, abro el mismo y... "Plegaria por la Casa".
Todo acompaña, la música, la tranquilidad, la soledad del momento, sí esa soledad ¿os acordáis? viene de nuevo, pero me gusta, siento que no estoy solo, recuerdos me llegan a la mente y personas, muchas personas, que me pasan por el pensamiento, también sabéis quienes son, o por lo menos os lo imaginais.
En esta "Pajarita" algo me llama mucho la atención, y no es la primera vez, es el cariño que sentía abuelo por su casa, (bueno, por su casa, sus recuerdos, sus hijos, por todo lo que él quería y sentía suyo)
Cuando leo estas maravillas me emocionan mucho, me hacen sentirme triste por no poder compartir con él tantas cosas, pero a la vez me hacen sentirme "feliz" y muy orgulloso de llevar sus apellidos y pertenecer a esta casa a la que él tanto quiere.
Abuelo, te admiro, no tengo dudas, no las tenía, ni jamás las tendré, que eres la mejor persona del mundo, es una verdadera pena no haber podido estar contigo aunque fuera un solo momento en una de esas soledades, cuánto hubieramos hablado, cuánto hubieramos compartido. Creo que hubíeramos hecho muy buenas migas los dos.
Vera usted, don José, ese troncón tan grande sigue ardiendo en su casa, la alegría, el consuelo y el calor de la chimenea, siguen confortando a los de su sangre, pero no solo en su casa, también en las nuestras, porque el arbol que dió ese troncón, y tantas ramas, sigue creciendo, y asi seguirá por muchos años, son tantas las brasas que está dejando que no se extinguirá nunca, como nunca podrá ir a su casa gente extraña, el Señor le concedió su petición, porque así lo deseaba él.

"PLEGARIA POR LA CASA"
La noche del domingo la he pasado sumergido en un baño de silencio. De silencio y de calma. Hacía ya muchos días que no iba a Lora, y el domingo en la tarde fuí allí a la querencia. Dos hijos que allí viven, y otros dos que no viven en el pueblo pero que al pueblo fueron, me deparaban grata ocasión de ir.
En la casa de Lora, y en una chimenea bajo cuya campana cabemos unos cuantos, ardía un hermoso leño al arrimo de varios palitroques. La casa silenciosa, el fuego alegre y vivo, los hijos departiendo en fraterno coloquio, y yo quieto y callado gozando dos calores confortantes: el de la leña ardiendo, y el calor de los hijos, granados y en sazón.
Al amor de la lumbre hemos descorchado una botella que hemos ido bebiendo a sorbos lentos. Porque el calor del vino rima bien con los otros dos calores del fuego y la familia. Luego que hemos cenado, hemos vuelto al hogar en donde el fuego pone la alegría de las llamas inquietas y brillantes. Y así una hora y otra, hasta que ellos -los hijos- se han ido a descansar.
miércoles, 7 de octubre de 2009
ENTREVISTA AL ABUELO
Espero tengaís un agradable rato de lectura, y que sirva para que lo conozcamos un poco mejor.
ENTREVISTA
Capítulo 1
Por Francisco Amores
En casa del ahorcado -dicen- no se debe nombrar la soga. Entre nosotros, entre los periodistas, hablamos de eso, de periodismo; pero esta conversación, ¿puede interesar al publico? No sé. Por otro lado, muchísimas personas me han dicho, en más de una ocasión, que qué pasa con los periodistas. Y he visto, no sin cierto agrado, que las cosillas de los informadores son seguidas con interés. ¿Cómo son los periodistas? ¿Qué piensan los periodistas, al menos, de esta Sevilla de hoy? ¿Cómo vieron los periodistas que la vivieron la Sevilla de ayer?

-Tengo ochenta y tres años ya; son muchos años...
-Todavía tiene usted que hacer muchas cosas, don José. Dentro de veinte años hablaremos.
Ríe. Adelanta la cabeza para oír mejor, a pesar de que usa el cacharro ese que los sordos llevan en el oído. Con cacharro o sin él, yo creo que don José oye bastante bien. Pero le interesa, sobre todo para preparar sus respuetas, hecerse repetir las cosas.
Lo tengo en el mismo bloque de viviendas. Soy su vecino. Nos separan ocho y ocho escalones. Dos tramos. En su casa no le veo usar el bastón. Lo que siempre tiene entre las manos es una baraja de cartas. Naipes pequeños, con los que pasa horas y horas. No; ya no fuma aquellos purazos. Hace cinco años los dejó. Lo mismo que las letras bancarias peligrosas, él recibió un aviso. Si antes de veinticuatro horas no dejaba de fumar...
En su casa, las dos hijas con las que vive: María del Pilar y María Dolores. Esta última es, también, la que conduce el coche cada vez que don José precisa de ello.
-Lora del Río. Nací en Lora del Río un 15 de febrero de 1889. Las primeras letras, en la escuela pública de mi pueblo. El maestro don José Maguilla Herrera, es el mejor que he conocido. Muy por encima de todos los de entonces, y aún de muchos de ahora.
Observo que aquí, en su casa, lo mismo que en la Asociación de la Prensa, don José siempre tiene al lado un vaso de agua llenito, hasta los bordes. Es su hija María del Pilar la que me informa:
-Como no tenga el vaso se pone nervioso. Y luego no bebe.
-Cosas de chiquillos, ¿no, don José? -Se ríe-. Ha oido perfectamente lo que he dicho. Y lo he dicho sin alzar la voz. También, sin alzar la voz -¿la habrá alzado alguna vez?- me dice que el bachillerato lo cursó en los Escolapios de Sevilla. Se licenció en Derecho en la Universidad de Granada. No; no ejerció. Esta licenciatura ocurría en 1910. Y, caso curioso, también el mismo día -21 de junio-, pero dos años más tarde, se licenciaba en la universidad de Sevilla, en la Facultad de Filosofía y Letras. Por oposición, ingresó en el Cuerpo Facultativo de Archiveros. Cuatro años en el archivo de Jaén, doce en la Biblioteca y el Museo Arqueológico de Cádiz y veintisiete años (de ellos veinticuatro de director) en la Biblioteca Universitaria de Sevilla. En 1926 fue elegido académico de la Hispanoamericana de Cádiz y de las Bellas Artes. Y en 1945, de la de Buenas Letras de Sevilla.
-Don José: Yo he venido buscando al periodista.
-¿Cómo?
-Eso, que quiero que me hable usted de la profesión períodistica
-¡Ah! Comenzé en "La Provincia", de Cádiz, diario de vida breve, en 1926. Luego fui director de "La Información", también de Cádiz. Cesé en 1931, por traslado a Sevilla. Poco después, ingresé en "El Correo de Andalucía" un primero de agosto. Cesé el 15 de octubre de 1967. Total, 33 años, dos meses y quince días.
El periódico decano. Si por don José fuese, los cuatro capítulos estarían dedicados a su vida en el diario católico.
-Pero tendremos que hablar de otras cosas,¿no?
-Bueno
Veo que quiere decirme de "El Correo de Andalucía". Venga, que no se quede con las ganas. Además, lo que me diga habrá de formar parte de una parte de la historia de Sevilla.
-Cuando yo llegué a "El Correo de Andalucia" había tres linotipias. Al marchar, quedaron siete. Había una rotoplana. Quedó una rotativa de dos cuerpos. Había una casa alquilada. Quedó una casa propia. No existían otras propiedades. Quedó una valiosa finca en Nervión, para futuras instalaciones. No tenía taller de grabado. Quedó un diario gráfico. Tenía doce planas. Quedó con veinte o veinticuatro. No tenía dinero. Quedó más de un millón. Y ninguna deuda. Todo esto, no fue obra mía, sino del Consejo de Administración.
Siempre igual de humilde. Siempre señalando que en todos los cargos que tuvo encontró a un segundo que le hizo triunfar. Uno se pregunta, ¿es que don José no ha hecho nada? Él dice que no. Que ha tenido mucha, muchísima suerte. Puede que sea cierto lo de la suerte. Pero no paso con lo otro. Bueno, quede claro. Sí que habrá tenido estupendos colaboradores. Conozco a más de uno. Pero él ha sabido tomar el timón. Y ha sabido capotear. Para diplomático hubiera servido. Porque hay que ver las cosas que ha solucionado sin molestar a nadie, negar nada a nadie, ni dar la razón a ninguna de ambas partes. Talento.
-"El Correo de Andalucía", en sus comienzos, no fue una hoja parroquial como ha descrito alguien. Era un diaro tal como los demás que se publicaban en Sevilla y, aún, en Madrid. Con cuatro grandes páginas, que era el formato corriente. Cuando yo me suscribí a "El Debate", en 1912, era también un diario de cuatro grandes páginas. Lo mismo que "El Correo". Este era igual a los demás periódicos de su tiempo, con la sola diferencia de su orientación doctrinal. En el archivo del periodico está la colección y puede comprobarlo quien lo dude.
-Don José: Cesó usted en "El Correo" ¿Marchó triste?
-Me fui melancólico, pero satisfecho. Hacía ya cuatro años que había pedido el relevo.
-Con permiso de los lectores, don José, sigamos hablando de periodicos. ¿Cuál de los actuales de Sevilla le gusta más?
-Yo no miento, Amores.
-Eso es lo que quiero: sinceridad.
-El mejor es ABC, pero algunos días me gusta más "El Correo".
-Perfecto. Hableme de periodistas.
-Los hubo siempre notables en Sevilla. Yo he alcanzado a muchos. Don Rafael Sánchez Arráiz, don Ramiro Guardón, don José Medina Togores, don Domingo Tejera, don José Laguillo, Sánchez del Arco, Jesús Pabón, José Pemartín, Juan Carretero, José de la Flor, Juan María Váquez, Antonio Olmedo, Ramón Resa. Y, en la actualidad, López Lozano, que llegó a "El Correo de Andalucía" en los días de nuestra guerra. Su director actual lo superó todo y se elevó de forma meteórica. Se le nombró redactor-jefe. Se hizo periodista a si mismo. Es un caso único de vocación y de valía. Trabaja muchísimo. También, hoy, están Arroyo, Celestino, Salvatierra, y tantos otros queridos compañeros.
-Don José: ¿Cómo somos los periodistas sevillanos?
-A usted le ha dicho, hace unos días, don Mariano Pérez de Ayala que hemos sido benévolos al juzgar. Ello no constituye defecto. Es más bien una virtud esa generosidad en juzgar a los demás. Generosidad que no se nos suele pagar. Levantamos a muchos que, luego, son ingratos con nosotros.
Vienen otros hijos. Y nietos. Traen fotos de la reciente boda, en Cádiz, de un familiar de don José. Él sigue con la baraja de cartas en las manos. Y el vaso de agua al lado. Sin tocarlo.
-¿Nos vemos mañana en la Asociación de la Prensa?
-Bueno.
Bajo los dieciséis escalones y me meto en casa para escribir el primer capítulo. Después de haber dejado a un añejo periodista, a un ilustre periodista sevillano, uno estima que esta empresa es difícil. Escribir de don José... ¿Ay, quién supiera escribir...!
martes, 6 de octubre de 2009
QUERIDA TÍA MARÍA:
Espero que no te enfades, y si te enfadas (que no lo creo) sepas perdonarme este atrevimiento al publicar esta "Pajarita" que en su día abuelo echó a volar.
Verás, como se acerca el día de tu santo quiero felicitarte, pero claro, no puedo hacer sólo eso, cómo felicitarte nada más, cómo no hablar de tí, aunque todo lo que yo pueda decir sobre tu persona y tu forma de ser es poco.
Todos los que te conocemos, o "casi todos" sabemos de tu bondad, tu nobleza de corazón, cariño a tu familia, tu entrega absoluta en momentos difíciles, que supiste llevar con entereza, pero por si alguien no conocía este aspecto de tu vida, ahora te conocerán un poco mejor y sabrán valorar lo que quiero reflejar de ti.
Cuando leí, esta "Pajarita" hace tiempo, no sabía que estaba dedicada a ti, al enterarme que eras tú la persona a la que abuelo se refería en ella, el sentimiento de cariño y de amor por ti se multiplicó hasta el infinito.
Diría, sin miedo a equivocarme, que sigues siendo y que siempre serás "la madrecita". En mi casa, te lo puedo asegurar, ese sentimiento lo tenemos todos por ti, todos te queremos así. Sé que esto puede hacer florecer de nuevo sentimientos que todavía llevas en el corazón, creeme al decirte que no es mi intención, pero cómo hacerlo, cómo hacer ver a los demás la suerte que tenemos, los que tenemos esa suerte, de tenerte tan cerca y que podamos disfrutar de vez en cuando de tu persona y de tu compañía.
Tengo una deuda contigo (bueno contigo, y con tía Tote) que creo que nunca podré saldar (Matalascañas) por muchos años que pasen, ese mal rato que os hice pasar, sólo lo podré aliviar demostrándote que te quiero de verdad, y no dudes que es así, aunque con palabras poco se puede demostrar.
Gracias Tía María, espero que pases un día genial, tranquilo y apacible, que el Sol ilumine con fuerza, y aunque no pueda estar presente para darte los besos que te mereces, te los mando desde aquí.
Besos Grandes y Fuertes de Jesús

Yo no sé ahora, porque todo ha cambiado. Pero antes, gozaban las chiquillas con jugar a mayores. Su espíritu femenino, su instinto de mujer hacendosa, su anhelo maternal, le hacía preferir dos juegos inocentes: uno el de las muñecas, acunando a su niña, durmiéndola, diciéndole dulces frases de amor; otro el de la casita. En el extremo de un corredor establecía su casita, colocaba sus cachivaches y se hacía la ilusión de un hogar. Si en la casa había más de una, había tantas casitas como niñas. Y una a la otra se visitaban hablándose de usted y contándose cosas de sus hijos, todo remedo de lo que oían a las madres de veras.
De vez en cuando, estas madrecitas de mentirijillas pasaban a serlo de verdad, cuando, por desgracia, la muerte se llevaba a la madre verdadera. En algún caso, y sin solución de continuidad, hubo quien tuvo que pasar de jugar a la casita a gobernar la casa; de la ficción de mujer, a la verdad de serlo prematuramente.
Estas niñas que se ven forzadas a dejar los juegos para empuñar las riendas de un hogar, son en todo admirables. Sus cabecitas han de trocar los sueños por las realidades, la feliz inconsciencia juvenil por la responsabilidad de una función augusta. Tienen que ser como madres de hermanos que les igualan la edad, como esposas del padre, cuyo cuidado embarga sus horas. Son mártires chiquititas que aceptan con mansa resignación sacrificios y cuidados sin cuento. Se diría que sus madres desde el cielo las guían y aconsejan para que acierten en el papel difícil que han de desempeñar.
La madrecita no ha tenido la alegría de crear un hogar: se lo ha encontrado hecho y ha tomado el gobierno de la casa en tétricos instantes. No ha fundado el hogar con ilusión: se lo encontró fundado y entristecido con crespones de luto. Pero ella, animosa, con esa ternura femenina, con ese instinto de maternidad, se asocia al padre en velar por los hijos, adopta como tales a los que son hermanos, renuncia a muchas bellas ilusiones, frena su risa, acepta sinsabores y cuidados, y va serenamente, con valor femenino -que es el valor mayor y más audaz- haciendo su papel de madrecita, cuidando de todo, vigilándolo todo, sacando, no sé de dónde, ternuras para el padre y los hermanos, que nada echan de menos porque nada les falta. ¿De dónde sacan fuerzas para tanto, y dónde aprenden lo que aun no tienen tiempo de saber? ¿Es que hablan con sus madres al rezar? ¿Es que ellas le inspiran la conducta a seguir? Misterio impenetrable todo esto. Pero lo cierto es que una madre nunca se va del todo. Que algo nos queda de ella. Y es que ellas no se van -porque así se lo piden al Señor- hasta que ven que el lugar que ellas dejan puede ocuparlo ya esa criatura, amable y admirable, a la que llamo yo "la madrecita".
lunes, 5 de octubre de 2009
PARA "USTED"
A Tía Conchita.
Hace treinta y dos años mi padre decidió que nos veníamos a vivir a Sevilla, decisión que mis hermanos acogieron con gran disgusto, yo como sólo tenía once añitos no tenía ni siquiera capacidad de saber si aquello me gustaba o no, lo único que recuerdo es que me dió mucha pena despedirme de la que hubiese sido mi amiga inseparable para el resto de mi vida, pero está claro que no seriamos tan amigas cuando tan corta distancia nos separó para siempre, y eso que volviamos a Cadiz cada año, de Junio a Septiembre, o lo que es lo mismo, desde que terminaba el curso escolar hasta el comienzo del siguiente. Y eso precisamente, el curso escolar, es lo que hace que Tía Conchita sea para mi una tía diferente.
Tía Conchita es mi Tía pero también fué mi maestra y directora, circunstancias que me hicieron gozar de un muy privilegiado status en el colegio de las Esclavas, no porque ella me tratase de un modo distinto a las demás sino porque eran las demás las que me trataban de distinto modo. Yo era la sobrina de Concha Montoto, casi ná.
Parece una tonteria, pero a ella le debo las que sí han sido mis amigas durante Treinta y dos años, porque el primer día de colegio, en aquel patio y entre aquellas niñas que nunca había visto, tía Conchita se encargó de dejarme en buenas manos y me presentó a lo "mejorcito" de las que habían de ser mis compañeras. Mi paso por las Esclavas fué fantástico gracias a mi tía que tuvo mucho que ver en que yo fuese un poco la enchufada de las monjas. aunque en defensa propia he de aclarar que era buena estudiante y me portaba bien, exceptuando las típicas tonterias de que te cojan fumando dentro de un armario o te pillen escapándote del cole, pero a mí siempre me decían lo mismo "Montoto, no me esperaba esto de tí". Bonita frase que defina la quintaesencia de la desilusión. Desde aqui pido disculpas a las monjas a las que puse en el aprieto de tener que echarme la bronca.
También le debo a mi tía el sobrenombre por el que aún me llaman mis amigas y excompañeras. Yo era, soy, y seré " la Monti". Al principio era Montotillo, porque estaba la Montoto grande y la chica, pero a no sé quien se le ocurrió que aquello era muy largo y lo dejó en Monti, y así me conocían todas las niñas.
A mi tía debo un fantástico recuerdo del colegio, mis mejores amigas y mi mote, y por supuesto el llevar siempre con orgullo el hecho de ser sobrina de Concha Montoto, a la que como tía que és, quiero, y como maestra que fué, respeto. Tanto respeto le tenía (las demás le tenían miedo) que un día me riñó en clase porque le hablaba de usted.
¿ Y cómo querías que te hablase? ¿ Hay otra manera de dirigirse a tan ilustre mujer?, Pues sí tía Conchita, de "usted", porque aunque creas que no me acuerdo de tí, podrás comprobar por mi torpe escritura que me acuerdo y te doy las gracias porque a tí debo parte de lo que soy y tengo en esta ciudad.
Por último, que no creas que se me olvidaba el cariño y devoción, a Esa que su nombre llevas y que con su mirada, guiando vá mi vida hacia Dios y dejó mi alma grabada....
Gracias Madre Sta Isabel.
¿COSTUMBRES?
Hace poco tiempo escribía yo quejándome sobre la peatonalización de mi calle, le tenía tal afecto a todos los que por ella pasaban: los niños, la gente, el ciego de los cupones…, que tuve un disgusto al ver que todo lo destrozaron en una mañana.
Luego me convencieron que era lo mejor, que todo quedaría muy bien, que podríamos pasear más cómodamente, así que acepté la cosa sin figurarme lo que me esperaba.
Desde entonces vivo con un ruido atronador, desde mi balcón veo una grúa, que con cuatro cadenas carga unos tubos enormes. Los tubos van balanceándose hasta que la grúa los deposita en un tremendo socavón y los van metiendo a empujones por un agujero. A cada tubo le ponen un número. Ahora van por el 65, pero les quedan muchos más que meter.
La calle está rodeada de alambradas, como si fuera un gallinero, y llena de obreros vestidos de amarillo, con un trasiego de tuberías y cosas raras: maderas, tornillos vigas… cuando la grúa baja los tubos se van balanceando, y al llegar a mi balcón pienso: ¿a que se me mete en la mesa camilla? No me extrañaría que un día aparezca uno por debajo de mi sillón.
Bueno, al contaros esto es porque ando preocupada, ya que con todo este alboroto se me están olvidando aquellos días tan apacibles que yo vivía. ¿Dónde estarán mis amigos? ¿dónde se habrá refugiado el viejecito de los dos bastones? ¿y la de los cupones, dónde estará?
Como soy bastante nostálgica, estoy temiendo que cuando se vaya la grúa y todos esos hombres vestidos de amarillo, yo vaya a sentir su ausencia... ¡Por Dios, no quiero ni pensarlo! Ya sé que en la vida se olvida todo pero… ¿seré yo capaz de cambiar cosas tan hermosas ya pasadas por unas tuberías, hombres vestidos de amarillo con cascos en la cabeza? ¡Ay!, ¡prefiero los recuerdos de antes de la peatonalización!!
Lo pasado es difícil de olvidar, pero si es que la vida es así, aceptémosla, vivamos lo nuevo con calma, aunque es que esto de los tubos durara dos años... ¡y ya van por el 66!