Tras años de mi primera publicación en este blog, allá por el ya distante y cada vez más lejano 2009, un pequeño José Luis Montoto del Yerro dejaba su primer comentario en este blog, que no ha traído más que excelentes entradas hablando de la maravillosa familia Montoto, recordando anécdotas dignas de libro, momentos familiares que resultaron ser muy acogedores, la pizca de ingenio propia de muchos miembros de esta familia y, por supuesto, escritos para recordar a aquellos y aquellas que Dios quiso a su lado para lo que nosotros fue, demasiado pronto.
Es por eso que hoy acudo aquí, a lo que podría decirse que es el seno familiar para mantenernos en contacto de manera más cercana, lejos de los cada vez más frecuentes grupos de "Whatsapp" y más cerca de aquello que heredamos de tio Pepe y tio Rafael, tios de Güito, mi padre, y que mi abuelo Cesáreo, dios lo tenga en su gloria, continuó escribiendo para nosotros como lo eran las Pajaritas de Papel
Dejando los preámbulos a un lado, querría explicar que la razón por la que hoy doy vida de nuevo a nuestro blog, es para dejar plasmados unos versos que llevaba tiempo queriendo escribir, intentando, al menos, que la gran afición y arte de la escritura que muchos miembros de la familia poseían y poseen, llegando incluso a hacer de esta una profesión para algunos, como para mi primo Nacho,
no quede en el olvido. Aunque no posea la capacidad suficiente para igualar su vocabulario, elocuencia, brillantez y forma de expresión a través de algo difícil de crear como es la buena poesía.
Sin más, os dejo unos pobres versos que me ayudan a expresar lo que siento respecto a la relación con la muerte, tan presente entre nosotros que a veces llegamos a olvidar que está ahí.
Todavía no es la hora
¿Qué es la vida?
Sino un viaje de ida
Sin retorno
Que nunca vuelve a comenzar.
Dama de la guadaña
Calavera pálida,
Siempre te llevas a los más alegres
En tu pompa fúnebre.
Dicto lo que el corazón me dice
Dejando de lado todas las directrices
Contra el folio de papel, mis miedos lancé
Con estos versos, su presencia incendié
A la esperanza yo abracé
La amarga existencia de la vida,
Con palabras endulcé
Arrojando mis miedos contra la pared
Creando algo tan bonito
Que no pude comprender.
Corazón lleno de llagas
Extrae fuerzas para sonreír
No te quedes sin agallas
Para algo peor que la muerte
Como es dejar de sentir.
Hasta aquí llegaría, no es gran cosa pero espero que sirva para, de alguna forma, tener en la memoria a familiares tan queridos que nos han ido dejando a lo largo de los años. Buenas noches Montotos, un beso.
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