María José y Alberto, Enhorabuena,
Mis hermanos Ricardo y Álvaro y yo, estamos muy felices de estar aquí reunidos compartiendo este día tan especial con todos vosotros, y con los que han venido a protagonizar la que se ha convertido en la boda del año. Como suele ser común en los discursos de boda, me gustaría poder contar que estuve presente cuando os conocísteis, que disfruté de vuestras primeras miradas o que compartí con vosotros innumerables ocasiones. Sin embargo, y como ya sabréis, yo no estaba presente en ninguno de esos momentos. Así que hoy he decido que quiero hablar de lo que no vi. Quiero hablar de un cambio tan grande que pude percibir a kilómetros de distancia, en su tono de voz al otro lado del teléfono, en sus mensajes cargados de positividad, en una visita fugaz de una intensidad indescriptible, quiero hablar de la alegría permanente de mi madre y de la calidez de Alberto. Mis breves contactos con vosotros ya fueron suficientes para comprender que este momento llegaría, y llegaría además, con todo el apoyo y felicidad compartida por la familia y amigos. Quiero agradeceros que aun estando tan lejos, nos hayáis sabido transmitir vuestro amor mutuo y respeto, haciendo que mis hermanos y yo depositemos plena confianza y disfrutemos hoy de vuestra unión tanto como vosotros.
Dicho esto, quiero contaros una breve historia:
Hace ya mucho tiempo una niña emprendió un gran viaje. Esta niña no sabía cuál era el destino que le aguardaba, pero guiada por su intuición esto nunca le freno para seguir adelante. Este camino no fue fácil, tuvo que deshacerse de esquemas y convencionalismos, tuvo que aprender y des-aprender, crecer y reinventarse, tanto que fue capaz de volver a nacer, con nuevas aspiraciones, sueños e infinitas ganas de vivir. Mamá, te admiro, porque a ti no te hicieron falta estudios de posgrado, viajar a China, o entenderte en más idiomas que el tuyo propio, ese idioma de lucha y superación que muy poca gente habla, forjando un camino de libertad que es el mejor regalo que una madre puede hacer a sus hijos.
Alberto, muchas gracias por hacer posible, comprender y compartir con ella y con nosotros este camino.
Vivan los novios!
2 comentarios:
Este es el verdadero discurso de "La Boda Del Año". Esta es la mejor forma de ver y entender la sencillez con la que se pueden decir tantas cosas. Muy bonito Natalia.
Es precioso. Yo, como llegué un pelín tarde, me lo perdí, menos mal que ahora he podido leerlo. Un besazo
Publicar un comentario