LOS “MILAGROS” DE PEPA
Aunque es otro su nombre la llamaremos Pepa para evitar sacarla a pública vergüenza. Pepa tiene dos cualidades en altísimo grado. Pepa es buena y es simple. Su bondad es sin trampa ni cartón. Rezadora y devota, ha puesto sus amores en Nuestra Señora de las Tres Ave Marías que se venera en la capillita de San José, y en la insigne Sor Ángela. Cuantos problemas surgen en la casa en que presta sus servicios los encomienda al Cielo por estas medianeras.
“Niño –le dice al que ella se figura que está en lance apurado- Yo ya se lo he pedido a las Tres Ave Marías”. O “yo ya he ido a la “crita” de Sor Ángela –ella no dice cripta si la matan- y veras como todo sale bien”. La Virgen de las Tres Ave Marías y la santa Sor Ángela presiden la cocina donde ella se afana. Dos estampas humildes campan en la pared.
He dicho que es muy buena y muy devota, pero también he hablado de su simplicidad. Por ello de continuo ve milagros aun en lances sencillos y corrientes. De uno me acuerdo ahora y lo voy a contar. En la casa en que lleva ya casi medio siglo hay un desbarajuste regular. Familia numerosa con miembros ya casados y residentes en distintas urbes, hay incesante trasiego y un entrar y salir continuado. Cierto día, cuando nadie lo esperaba, se han presentado varios a la hora de cenar. Pepa se ha visto en un conflicto gordo, pero ha salido victoriosa de él. Y a lo que tan solo fue picardihuela de ella, le dio interpretación, la más alta y sublime con candor sin igual.
-Niñas –ha confesado luego en la intimidad-. Hoy ha hecho aquí Sor Ángela un milagro ¡Pero de los gordos!
- ¿Sí? ¿Qué ha pasado Pepa?
-Pues hija, que llegaron Rafael y Jesús con las dos señoritas, y que en casa no había más que cinco bistecs. ¿Qué me hago a estas horas, Madre mía? Y recurro a Sor Ángela, y me encomiendo a ella, y ha habido para todos.
-¿Y como ha sido eso?
-Pues verás: los corté por la mitad e hice diez de los cinco. Y para que no fueran chiquitillos los machaqué muy bien, con lo que se estiraron; los emborré después, y esas son las chuletas que os he puesto en la cena. ¡Qué milagro tan grande! Ha habido para todos ¡Y hasta ha sobrado una!
- Pero Pepa, por Dios, eso no es un milagro. Eso es una engañifa que tú has hecho.
- Que no, niña, que no. Que eso ha sido Sor Ángela.
Y aquí acaba mi cuento. ¿Qué opinas tu, lector, de este “milagro”?.
Yo sé que de milagro nada tiene. Pero tiene sin duda este episodio el encanto de las almas sencillas que ven a Dios en todo y que a Él se encomiendan con ingenua confianza. Y Dios suavemente, sin trastornar el orden natural, con el solo milagro permanente de su asistencia y de su complacencia en oír a las almas que lo invocan con fe, ordena los sucesos de manera que salga de su apuro aquel que lo invocó
Y por eso, sin duda en la vida de Pepa intervienen a veces los “milagros” chiquitos.
JOSÉ MONTOTO
2 comentarios:
¡Cuanta razón tengo al decir que algunos Montoto comen cómo pajaritos! ¡Cinco bistecs,cinco, bien machacados y estirados, emborrados después y hasta ha sobrado uno! Jeje... Por mi cuenta salen unas...Siete u ocho personas en la susodicha cena, ¿no?. No sólo habrían bitecs, imagino, pero... ¿Vosotros opinais lo mismo que yo? ¿Comen cómo pajaritos? jeje
Que bonito Jesus,cada dia me asombras mas,esa historia ya se la habia oido contar a mi padre y es verdad que ella creia que era un milagro,en fin bendita inocencia y tu sigue con tus comentarios y tu inusitada pasion por las pajaritas de abuelo que desde luego no pueden estar en mejores manos y no hay nadie que sepa disfrutarlas como lo estas haciendo tu,un beso cuñaooooooooooo
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