Querida familia:
Como veréis, soy asiduo lector de estos preciosos relatos de familia, bautizados como "pajaritas", porque para mí, son auténticos y emotivos relatos familiares. Qué duda cabe, aunque alguien, que de estas cosas entendía bastante, todos lo conoceréis, se trata de: D. José María Pemán, para él eran " buches de filosofía para un mundo empachado. Sonrisas pasajeras para un mundo triste..."
Bueno, no es que yo quiera publicar por publicar, todo tiene su sentido y en esta ocasión, el de la "pajarita" que leí, me brinda la ocasión, por el relato que en ella nos dejó, Tío Pepe.
Como veréis, soy asiduo lector de estos preciosos relatos de familia, bautizados como "pajaritas", porque para mí, son auténticos y emotivos relatos familiares. Qué duda cabe, aunque alguien, que de estas cosas entendía bastante, todos lo conoceréis, se trata de: D. José María Pemán, para él eran " buches de filosofía para un mundo empachado. Sonrisas pasajeras para un mundo triste..."
Bueno, no es que yo quiera publicar por publicar, todo tiene su sentido y en esta ocasión, el de la "pajarita" que leí, me brinda la ocasión, por el relato que en ella nos dejó, Tío Pepe.
Me gustaría, (digo me gustaría, porque al no ser mía, -que más quisiera yo poder escribir algo parecido- no sé si está bien hacerlo) poder dedicáserla a Cristina.
El porqué de ésto, pues és el siguiente; creo que, para mí, y para todos, ésta es nuestra casita, y es ella la que puso los cimientos, y entre todos la seguimos construyendo, para que crezca todo lo posible.
Esta noche en que he venido a la casa paterna, entretengo mis ocios examinado viejas fotografías. He repasado muchas y a la postre me he quedado mirando largamente una de ellas.
He dicho "largamente" y no sé si exagero. ¿Cuánto tiempo la he estado comtemplando?... Tanto puede ser mucho como poco. Veréis, no ha sido un rato que se pueda medir con las acostumbradas divisiones del tiempo. Hay que tener en cuenta que junto a las medidas oficiales -el segundo, el minuto y la hora- existen otras muchas de más encantadora vaguedad. Medidas arbitrarias y poéticas (la poesía no admite el estrecho y molesto corsé de la exactitud). La brevedad de un instante fugaz puede expresarse con mil cautivadoras expresiones. Hay cosas que suceden "en un santiamén", "en un decir ¡Jesús!", "en menos que canta un gallo", "en un abrir y cerrar de ojos"... Así nos expresamos para el lapso de tiempo que dura unos segundos a lo sumo.
Durando unos minutos, tampoco han de faltarnos maneras de expresarnos gráficas y expresivas. Hay cosas, por ejemplo, que se hacen "en el espacio de dos credos". Me quiere parecer que es ésta la inefable medida que rige la cocción de de los huevos pasados por agua. Y al que me arguya que he descendido lamentablemente a terrenos vulgares y prosaicos, le diré que si Dios anda entre los pucheros, bien puede hacerlo la literatura.
No pretendo agotar la materia ni hacer una exhaustiva enumeración. Además, que mi rato ha sido algo mayor. Os diré, en conclusión, que he estado comtemplando este retrato mientras fumé un cigarro. Sabed que esta medida -lo que dura un cigarro- es la que marca siempre la duración de mis ensueños.
Este que estoy mirando es un viejo retrato de niños en la playa. Esos son mis hermanos. Y yo soy ese de la blusa a rayas... ¡Oh vieja y recia cartulina sepia, de ya desgastados picos!... El roce de las horas te ha ido empalideciendo hasta trocar el sepia en amarillo.
Hoy me cuesta trabajo aceptar que yo sea ese niño que, en cuclillas se afana en construir su casita de arena. Y ayudado del humo del cigarro, cómplice de mis vanas filosofías, me he parado a pensar: ¿que fue de mi casita cuando me alejé de aquel paraje?... ¡Como me apena el meditar en su existencia efímera!... Acaso fue desecha a pisotones. Más piadoso me resulta suponer que nadie la deshizo, que creció la marea muy poco a poco, que primero llegó hasta sus cimientos un encaje de espuma muy liviana, que más tarde otra onda suavizó sus perfiles y que así, lentamente, entre caricias blandas, se deshizo en las aguas adoptando contornos más dulces cada vez, en un lento y un bello morir.
Sí, yo soy ese niño. El que hacía las casitas de arena. El que las sigue haciendo, a pesar de sus años. El que hoy forja su casa en la playa del mundo, con materiales frágiles y efímeros... ¡Y como me afano en ella!... ¡Y cuánto en ella me complazco!...
Buen Dios; nunca permitas que a esta casa de ahora lleguen a destruirla los fieros pisotones del destino. Si ha de pasar, puesto que todo pasa, que se vaya extinguiendo poco a poco, que la disuelva la marea del tiempo con muy lentas caricias, hasta que se la lleve por entero el ancho mar; la eternidad sin límites...
José MONTOTO DE FLORES
9 comentarios:
Vaya, ¡por fin tengo una pajarita dedicada! ¡y es preciosa! (bueno, no sé, Jesús, si por Córdoba te cobrarán derechos de autor, me han dicho que por allí hay muy buenos abogados...)
Bueno, lo que hace falta es que para esta casita de arena vengan más arquitectos con sus cubitos y sus palas, a ver si hacemos un castillito de arena que aguante mareas y mareas.
(No he encontrado la foto de la que habla tío Pepe, pero esa es mi madre y tía Isabel)
¡he encontrado otra que también le pega mucho! (y a lo mejor, uno de los marineritos es tío Pepe)
(por dios, por dios, que escriba alguien más, que cuando miro los últimos comentarios me parece que estoy construyendo adosados en el aljarafe!!)
¿que te pasa? ¿no tienes bastante con lo que te publico? querida constructora, no nos quieren seguir, nadie está por la labor, ¿es que no te das cuenta? mientras nosotros sigamos haciendolo solo se dedicaran a leer, es mas comodo,pero no importa, les daremos, mucha, mucha,lectura
Es una guerra baldía, la gente no escribe, o bien por comodidad, o bien porque no creen que tienen nada que decir, quizá por introversión, tal vez por desidia, lo que no me vale es el fácil discurso de que tienen muchas cosas que hacer, pues el menda lerenda duerme cuatro horitas al día y cuando puede se deja caer por este nuestro blog. Así que pitutos, loreños, cordobeses, almerienses, madrileños, sevillanos, gaditanos, vejeriegos y demás... Un poquito de por favor, que diría mi amigo Fernando Tejero... que cinco minutitos al día se sacan en un momento. A ver si vamos a tener que crear polémica para darle vida a esto... :-)
Besotes
Queridos Jesús y Cristina, ayer hice un comentario en la entrada "La vida" y en vez de publicar le dí al boton de editar ¿de donde saldría? y perdí lo que había escrito. Reconozco mi torpeza en botones y personajes de cuento. A la familia y las pajaritas las estoy conociendo a través vuestra y la verdad que para mí es un lujo que me servís en bandeja. Muchas gracias por el buen humor que derrochais y no cansaros. Besitos
yo tengo otro blog con un grupo de amigas desde hace dos años. Pasa igual, somos tres o cuatro (de catorce) las que participamos en él y lo "alimentamos". He pasado por todas las fases: frustración, me he mosqueado con ellas, las he castigado con mi indiferencia, he creado polémica... hasta que "dimití" como blogmaster (si se puede dimitir de una cosa tan virtual como ésta). Desde entonces estoy mucho más relajada, entro cuando me apetece y digo lo que quiero. Como en éste.
Quien quiera participar que participe, si somos tres como treinta. Siempre quieres que la participación sea más alta, claro, por puro egoísmo, para recibir además de dar, pero entiendo que a todo el mundo no le divierte por igual (tampoco me vale a mí lo del tiempo... todos tenemos las mismas horas al día, y cada uno las utiliza para lo que le divierte... ¡Yo también duermo cuatro horitas!)
Las niñas de la foto son tía María y Salud, mi madre. Estaba yo confundida y así me lo ha hecho mi madre en la mesa camilla: "por dios, si tía María es inconfundibleeee, ¿no has visto esos ojos?". Craso error el mío. ¡No fijarme yo en los ojos de mi madrina!
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