Os traigo un tres por uno.
1. Maruja quería saber cómo eran las navidades de todos los presentes.
2. Nacho se ha tirado por el tobogán de la memoria, arrastrándonos con él a los más impetuosos blogueros,
3. y Güito ha dicho unas palabras muy sabias (además de lo de la toalla, que me ha encantado). Os las recuerdo, para que no tengáis que ir de acá para allá: "Tened presente que los que hicieron posible esas navidades que vivimos, también tenían los mismos problemas y ausencias que nosotros tenemos ahora".
Pues vengo a regalaros las palabras que nos dejó abuelo en una de sus pajaritas, del año 1956. En ella contesta a todas vuestras peticiones, una por una. Incluso se tira -también él- por el tobogán. Como tenemos la enorme suerte de que sus sentimientos quedaron reflejados en un papel, podemos hacerlo. Hermosa herencia nos dejó.
1. Maruja quería saber cómo eran las navidades de todos los presentes.
2. Nacho se ha tirado por el tobogán de la memoria, arrastrándonos con él a los más impetuosos blogueros,
3. y Güito ha dicho unas palabras muy sabias (además de lo de la toalla, que me ha encantado). Os las recuerdo, para que no tengáis que ir de acá para allá: "Tened presente que los que hicieron posible esas navidades que vivimos, también tenían los mismos problemas y ausencias que nosotros tenemos ahora".
Pues vengo a regalaros las palabras que nos dejó abuelo en una de sus pajaritas, del año 1956. En ella contesta a todas vuestras peticiones, una por una. Incluso se tira -también él- por el tobogán. Como tenemos la enorme suerte de que sus sentimientos quedaron reflejados en un papel, podemos hacerlo. Hermosa herencia nos dejó.
DÍAS DE RECUERDOS...
¡Que lo habían de ser! Hay días grises, monótonos, sin gracia y sin salero. Hay días memorables, porque nos han traído un grande acontecer. A veces lo que traen es una pena. A veces traen un gozo. Y la pena y el gozo, por ser hondos y grandes, hacen que el día aquel se quede señalado en ese desfilar de meses y de días.
Pero hay fechas que, sin traernos nada, nos traen lo mejor: un recuerdo. Porque no sé si sabes que no hay en este mundo nadaque sea mejor que los recuerdos. Recordar es volver a vivir un episodio. Y lo vives mejor que el día aquel en que sucedió. Si es triste, en el recuerdo no es la pena tan honda. Está dulcificada por el tiempo; es más suave ya; tiene una dulcedumbre en la que se disuelve un poco el amargor. Si el recuerdo es de cosa placentera, también es más completo, y más grato tu goce que en el día lejano del episodio aquel. ¿No te has fijado tú en que no hay un día completo ni jornada tan limpia que no tenga una nube en el horizonte? Siempre falta un detalle; siempre hay un pormenor que no rima del todo con el caso. Y, sin embargo, ponte a recordarlo y verás como entonces no luce en el recuerdo sino aquello más grato y singular. Por eso todos opinamos igual que el poeta castellano, y con él afirmamos:
Y estos días de Pascua son días de recuerdos. Si tienes ya siquiera treinta años, yo tengo por seguro que en la noche de la Natividad has tenido presente las noches de ese día cuando eras chiquillo. Y si tienes cincuenta o sesenta o setenta, yo tengo por seguro que en la noche sagrada has tenido un recuerdo para tus padres idos, para aquellos hermanos que se fueron, para quien compartió su vida con la tuya en amorosa paz.
Por eso en este día vienen a mi memoria aquellas Nochebuenas en la casa grandota de mis padres. Y aquella mesa espléndida, y la abundancia aquella de golosinas múltiples, y el reír alegrísimo de los hijos en plena juventud.
Y aun cuando ahora sea todo como antaño, y aun cuando, gramo más o gramo menos, tengamos como entonces golosinas, ya no saben lo mismo que supieron un día. Como andando los años no les sabrán lo mismo a los que ahora son jóvenes, las que tengan a mano llegada su vejez.
Y al llegar esa hora se tendrán que acoger al goce verdadero: al del recuerdo.
JOSÉ MONTOTO
1.956
Pero hay fechas que, sin traernos nada, nos traen lo mejor: un recuerdo. Porque no sé si sabes que no hay en este mundo nadaque sea mejor que los recuerdos. Recordar es volver a vivir un episodio. Y lo vives mejor que el día aquel en que sucedió. Si es triste, en el recuerdo no es la pena tan honda. Está dulcificada por el tiempo; es más suave ya; tiene una dulcedumbre en la que se disuelve un poco el amargor. Si el recuerdo es de cosa placentera, también es más completo, y más grato tu goce que en el día lejano del episodio aquel. ¿No te has fijado tú en que no hay un día completo ni jornada tan limpia que no tenga una nube en el horizonte? Siempre falta un detalle; siempre hay un pormenor que no rima del todo con el caso. Y, sin embargo, ponte a recordarlo y verás como entonces no luce en el recuerdo sino aquello más grato y singular. Por eso todos opinamos igual que el poeta castellano, y con él afirmamos:
como a nuestro parecer
cualquier tiempo pasado fue mejor.
cualquier tiempo pasado fue mejor.
Y estos días de Pascua son días de recuerdos. Si tienes ya siquiera treinta años, yo tengo por seguro que en la noche de la Natividad has tenido presente las noches de ese día cuando eras chiquillo. Y si tienes cincuenta o sesenta o setenta, yo tengo por seguro que en la noche sagrada has tenido un recuerdo para tus padres idos, para aquellos hermanos que se fueron, para quien compartió su vida con la tuya en amorosa paz.
Por eso en este día vienen a mi memoria aquellas Nochebuenas en la casa grandota de mis padres. Y aquella mesa espléndida, y la abundancia aquella de golosinas múltiples, y el reír alegrísimo de los hijos en plena juventud.
Y aun cuando ahora sea todo como antaño, y aun cuando, gramo más o gramo menos, tengamos como entonces golosinas, ya no saben lo mismo que supieron un día. Como andando los años no les sabrán lo mismo a los que ahora son jóvenes, las que tengan a mano llegada su vejez.
Y al llegar esa hora se tendrán que acoger al goce verdadero: al del recuerdo.
JOSÉ MONTOTO
1.956
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