¡Hola a todos querida familia! Vuelvo al redil, llevo unos cuantos días queriendo hacer esto, estoy dándole vueltas y vueltas al tema, todo gira sobre unas declaraciones de ciertos “señores” (por llamarlos de alguna forma, porque sería erróneo dar ese tratamiento a quien no se lo merece, ya sea de forma individual, en conjunto, o grupo) en las cuales los andaluces y en particular los niños sevillanos, no salimos muy bien parados.
No son precisamente declaraciones de afecto, cariño o amistad hacia sus semejantes. Puede ser incluso cierto, puede ser que “ellos” -aunque haya salido de boca de uno solo voy a pluralizar, porque tiene este “señor” su multitud de seguidores o correligionarios- en su consideración estimen que no nos asemejamos tanto, o incluso en nada, pueden tener hasta algo de razón, porque según “ellos” creen, no somos tan parecidos.
Yo no les voy a dar, ni a quitar razón, no soy nadie para juzgar sobre estas creencias, que, al final pueden resultar hasta ciertas. Puede ser que en el fondo de la cuestión no nos asemejemos tanto como es en verdad.
Como sabéis, de alguna vez que lo he comentado, no me gusta hablar de política, ni de políticos, pero es el caso que estos “señores” lo son. Sus declaraciones llevan ese tinte de discurso político, llevan esa especie de descalificación, insulto o menosprecio gratuitos, que esta serie de individuos suelen hacer cada vez que salen a la palestra.
Dice uno de estos “señores” en una de esas declaraciones algo así: ¡“a los niños sevillanos no se les entiende”!.
Y, he aquí donde reside o residen esta,o estas diferencias tan significativas y palpables, aparte del carácter tan peculiar y tan diferente del andaluz;el “Idioma”. ¡Toma castaña!
No voy a discutir, ni voy a intentar convencer a nadie, de que nos podríamos entender perfectamente en una lengua común a todos… ¡Válgame Dios! ¡Me puedo reír, y me río, lo puedo entender, pero no lo entiendo! Todo esto hablando en perfecto castellano, creo.
Vamos a obviar todo esto, olvidémonos de estas declaraciones, pero vamos a decirle algo a este individuo, para que les llegue también a todos sus seguidores. Bueno, no le llagará ni tan siquiera a él, pero me da igual.
¡Arturo! (en castellano su nombre es así, lo entenderá seguro)
Verás chiquillo, Cataluña está llenita de andaluces, los hay por todos lados, seguro que entre catalanes y andaluces hay un entendimiento mutuo, sea cual sea el idioma en que se hablen, porque el andaluz habla un idioma que es universal, un idioma que entiende cualquier persona, sea de donde sea, ese idioma es, la alegría de vivir, de comunicarse con sus semejantes en cualquier lugar del planeta tierra, de divertirse, a la vez que trabajar duro (en este momento recuerdo al otro personaje en liza, que nos tacha de vagos) esto de sobras lo sabéis, ¿verdad? Porque el andaluz se divierte hasta trabajando.
Trabajando, canta, ríe, e incluso llora, porque cuando el andaluz está fuera de su tierra llora y ríe por ella todos los días, y trabaja, Andalucía es su Madre y así la quiere, así la lleva en el corazón, y se emociona cuando piensa en ella, y trabaja duro, porque quiere volver a la tierra donde nació.
Créeme Arturo cuando te digo que, el andaluz cuando está fuera no deja de pensar en Andalucía ni un solo momento de su vida, cualquiera que sea su situación o destino, pero te digo algo más, si el andaluz se va fuera de España, se lleva a su Patria y a su Madre consigo, se lleva a su Madre tierra, Andalucía se va con él, o con ellos, solo has de escuchar una bella, a la par que emocionante copla interpretada por el Gran Juan (juanito) Valderrama, pero claro, tú no tienes ni idea de lo que esto supone, tú estás apoltronado en tu sillón, sillón, que por cierto te han dado o confiado tus semejantes, personas que han depositado esa confianza en ti, que además ven como el trabajo que debes desarrollar para bien de ellos, como luchar por sus derechos, sin poner ningún derecho de estos en primer lugar, por ser derechos inalienables, como lo es vivir dignamente, sin que ningún padre de familia tenga que sufrir el no poder llevar el alimento y el sustento necesario a su casa diariamente.
Tú, no has necesitado (bajo mi punto de vista) trabajar de sol a sol como lo hacen tantos cabezas de familia, o chavales que tienen el mismo derecho de empezar a trabajar para ganarse la vida.
Tú esto no lo cumples ni de cerca, y no hablo del tener que “buscarte las habichuelas”, del tener que “doblarla” para buscarse la vida, hablo de la responsabilidad que han depositado en ti esos semejantes para que luches por ellos, ni tú, ni ninguno de tus colegas de profesión cumpliréis jamás vuestro cometido, que es el luchar por esto, tenéis detrás a vuestro “Partido” y hacéis este tipo de declaraciones respaldándoos en los mismos, declaraciones vacías y falsas, sin contenidos inteligibles, partidistas, demoledoras, palabras y más palabras, falsedades y más falsedades, que solo hacen que enfrentar a vuestros semejantes, por intereses, a los cuales os debéis, que son, llenar vuestros bolsillos, a toda costa, y, a costa de todos, (estos son mis pensamientos).Y aquí lo dejo que me estoy alejando del tema en cuestión.
Algo tiene que tener Andalucía cuando, tantos… tantos… Catalanes, Vascos, Extremeños, Madrileños… yo que sé… Alemanes, ingleses, holandeses… no sé, tantos y cuantos, ni de tantas y cuantas ¿nacionalidades? ¿Comunidades? Y culturas tan diferentes, quieren, y han decidido establecer su residencia habitual por estas tierras.
No tienes razón al decir esto que has dicho, Arturo, ni tampoco tu “colega” que ni sé cómo se llama, es tan estúpido tu comentario como el de tu colega de profesión, encima te pediré disculpas por decir o tachar de estúpido tu comentario, cuando no es el mismo quien merecería el calificativo al que hago referencia.
Veras, Andalucía es tierra de cultura, de grandes poetas, pintores, escultores, pensadores, historiadores, filósofos, conquistadores… e incluso políticos… esta es Andalucía, esta es la tierra a la cual tú y tu colega queréis tachar de… ¿vagos, incultos?
Pues yo, tan inculto como todos los niños sevillanos a los que tú no entiendes, tan vago como andaluz, y tan orgulloso de mi tierra como me siento, como sevillano que lleva toda su vida en esta ciudad tan llena de historia, puerta y puerto de indias, como gaditano de nacimiento, con esa gracia que nos caracteriza, con ese sentir de humanidad y respeto hacia los demás, aficionado a la escritura fácil y un tanto critica en este sentido, como poeta malo, malísimo, te voy a decir lo que te pierdes al no conocernos y te lo voy a dedicar a ti y a tu “colega”, no a los catalanes, que los hay buenos, buenísimos.
¡Andalucía, tierra de sol, de alegría, tierra de sufrimiento, de algarabía, de dolor, de sentimiento, tierra de grandes gentes, que necesita del calor, viene aquí ese sol que nos alumbra todos los días, nos pega en tó el lomo, haciendo que ganemos el pan con nuestro trabajo y nuestro sudor, sol que sale por Cataluña, sol que alegra vuestro despertar, sol que se viene a Andalucía al terminar el día, sol que se viene a esta tierra a descansar, porque necesita de Andalucía, porque los andaluces lo necesitamos para, reír, cantar, sentir, querer, enamorar… vivir, esto es algo que tú y tu colega jamás podréis definir!
Hace… no sé cuantos años, muchos años, puede que siglos, ya nos calumniaban. Ahora os dejo con algo de alguien a quien bien conocéis, otra de esas grandes verdades de la vida, otra “Pajarita”. ¡Si él levantara la cabeza! ¡Cualquiera sabe cómo respondería, quien pudiera o supiera hacerlo como lo hizo él! Ya quisiera, pero intentando aprender, esta es mi forma de proceder.
LA RAZÓN DE “LA RAZÓN”
Comenta un escritor cierto modismo escuchado en Sevilla y que le causó extrañeza: se trata del uso de “razón” por recado, encargo, orden o notificación. Él ha oído frases como estas: “El señorito mandó razón de que hiciéramos esto”, “Don Fulano ha mandado razón que no viene”, “Ve a casa de Zutano y llévale la razón que te dije”.
No conociendo a Andalucía es lógica la extrañeza. En Castilla dirían otra cosa. Pero es que Andalucía no es Castilla ni se parece al resto de España. Andalucía, la calumniada Andalucía, tiene en todas sus cosas esa solemnidad y esa prosopopeya que dan los cientos de siglos de una superior civilización, y la solera de una filosofía profunda y popular a la vez porque cala en lo hondo y porque alcanza a todos.
Con la fama de alocada y bullanguera, posee una dosis de seriedad solemne que ya quisieran para sí otras regiones que de tales presumen. Andalucía es solemne en todas sus manifestaciones: en su danza, que tiene la complicación de expresar los estados de la pasión; en su cante, pausado, hondo, pletórico de sentimiento; en sus dichos populares, impregnados de honda filosofía, y en la ponderación de los valores que, nadie como el andaluz, gradúa y justiprecia.
Por ello el andaluz, cuando adopta una resolución y la comunica a los demás, lo hace no a humo de pajas y por capricho, sino pensando las razones, sentenciando lo mejor, resolviendo lo justo y conveniente en cada caso. Y porque todo ello es el fruto de razonar, le llama “una razón”. Y al hecho de comunicarla no le llama notificar u ordenar, sino “dar una razón”, “enviar la razón”; es decir, lo inapelable, lo justo, lo sentenciado de una manera solemne, equitativa y ponderada en cada caso de la vida.
Andalucía es así; Andalucía cuando canta lo hace entre ayes de dolor, porque su canción es un trozo de vida, y la vida es dolor, y celos, y amores, y desvíos, y penas. Andalucía cuando danza, alterna la alegría tumultuosa con la solemnidad acompasada y ritual. Los olés y las palmas jaraneras no aciertan a ahogar los ayes dolorosos o los compases trágicos de sus danzas más puras. La fiesta nos habla de una alegría que, por ser humana, está enquistada en dolores. La juerga es triste, porque es como una concesión forzada a la alegría; tan forzada que, entre palmas y olés, florecen lamentaciones y ayes que oscurecen y anublan la alegría. La juerga andaluza es en sí, lleva dentro de sí la protesta contra la juerga misma; el ¡Ay! Ahoga al olé.
Andalucía no es alegría de pandereta, como tampoco es llanto y es lamento. Todo ello entra en ella, porque, a fuerza de ser humana, ha sabido hermanar la risa y el dolor, la alegría y la pena –toda pena lleva en potencia una alegría, como toda alegría se desgrana luego en pena-. Y de esta filosófica y sabia ponderación sale ese carácter tan andaluz. Aquí la gracia no es chiste ni colmo. Aquí la gracia es como un desgarrón de dolor que la espiritualidad viste ropaje de alegría; aquí la gracia tiene fondo, tiene tesis, como las tragedias de Esquilo.
Y un pueblo así, tan depurado y espiritual, no puede dar órdenes o recados; no puede notificar simplemente una determinación cualquiera; no puede, ni sabe, usar del “porque sí”. Aquí se envían “razones”; aquí se da o se recibe “una razón”; otra cosa, ni se concibe mandarla, ni se aguanta recibirla. Por eso, dando ejemplo, ella no da otra cosa que razones, para que con razones le hablen siempre.
JOSÉ MONTOTO
martes, 16 de febrero de 2016
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4 comentarios:
¿DEJADEZ? ¿DESGANA? ¿DISCONFORMIDAD?... ¡DUBITATIVO! ¡DESOLACIÓN! ¡DESESPERANZA!... TRISTEZA
¡DESPISTE! Jesusín, no hay otra razón para tanto silencio por mi parte. Me he despistado, y llevo días (¿semanas?) sin entrar. ¡perdón, perdón, perdón!
Hola Cris! No tienes porqué pedir perdon. ¡Las cosas del Blog no corren prisa! ¿recuerdas?. Saber que sólo ha sido un "Despiste" ya me agrada, el silencio que había y sigue habiendo no me gusta nada, pero que le vamos a hacer. Estoy preparando algo sobre una persona muy especial para mí y creo que para todos/as, tíos/as, sobrinos/as... en fín, para todos en general, tendré que pedir ayuda a Tía Tote, no creo que tarde mucho en tenerla lista. Besos, querida Primamiga!!!
Aunque vivo en Puerto Rico soy andaluza de corazón. Una Avenida lleva el nombre de mi padre Santiago Montoto en Sevilla y al andar sus calles me recordaba tanto al Viejo San Juan en Puerto Rico. Que hermoso lo que escribiste Jesús de Andalucia y su gente que laboran en gozo. Como dicen los budistas en el gozo esta la iluminación.
Por algo anda-lucia en su traje de luz, iluminada por el sol que le baña.
Carmen Montoto
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