Estas "Pajaritas" con las que os quiero deleitar hoy fueron el comienzo de abuelo con las mismas, aunque tío Pepe ya tenía muchas publicadas, pero aquí es donde, como se dice en términos taurinos, "le cede los trastos" o "le da la alternativa". Abuelo los recoge, y a la par le da un tirón de orejas a tío Rafael por no ayudarlo lo suficiente. Le responde tío Rafael a abuelo, se defiende y elude la responsabilidad, tanto de él como de su hermano de tener que escribir algunas "Pajaritas" .
Espero que os gusten, y que os hagan pasar un agradable momentín de lectura.
EL FUEGO SAGRADO
Espero que os gusten, y que os hagan pasar un agradable momentín de lectura.
EL FUEGO SAGRADO
Lector, ¿qué sabes tú de mí? Nada; absolutamente nada. Crees tomarme el pulso diaríamente, penetrar en mí pensamiento de cada mañana, pero nada conoces de los graves problemas que me fatigan al tiempo de escribir, y de la poca o ninguna relación que guardan con lo que escribo. Piensas tenerme cerca, siempre en el mismo lugar, inmóvil, encadenado por la firma, sujeto a estas columnas, no sabes que voy, vengo y me ausento durante largas temporadas.
Hoy quiero hablarte de esos viajes y esos problemas. Porque mañana Dios mediante, retorno a Madrid y esta vez sí me será forzoso el interrumpir mi comunicación contigo.
Yo soy opositor, ¡terrible palabra!... Tengo que atiborrarme la cabeza de Códigos y textos. Ya puedes figurarte el tiempo y el humor que me quedan para escribir "Pajaritas". Si en muchas ocasiones te parecieron desaliñadas o ramplonas, discúlpame, pensando que las hice a trasmano, rendida ya la jornada, embotado el cerebro, bien remontadas en la noche las manillas del reloj, robando al sueño un tiempo del que no dispongo.
He tratado de mantener esta sección, como fuego sagrado que no debe extinguirse. "Seguiré hasta que aparezca la novela" -me dije hace unos meses- "Hasta que pasen las vacaciones" -pensé después- Y apareció "Una noche sin dormir" (que a mí tantas me ha costado) y llegaron los Reyes, trayéndome trabajos y desazones.
He tratado de mantener esta sección, como fuego sagrado que no debe extinguirse. "Seguiré hasta que aparezca la novela" -me dije hace unos meses- "Hasta que pasen las vacaciones" -pensé después- Y apareció "Una noche sin dormir" (que a mí tantas me ha costado) y llegaron los Reyes, trayéndome trabajos y desazones.
Me voy. Pero tú, lector, no me echarás de menos porque hay en esta Casa quien puede sustituirme con ventaja. Cuando mires la firma de estos trabajos no añorarás mi nombre, ni aun mi primer apellido. Desde hoy las "Pajaritas" irán firmadas por José Montoto. Por mi padre.
Antes las comparaba con un fuego sagrado. Y esta comparación me ha recordado un juego: Este juego consiste en pasar un cerillo encendido de unas manos en otras para que pague prenda quien lo tire al quemarse los dedos. Yo soy quien da el cerillo. Yo seré también quien lo reciba dentro de unos meses, porque mi despedida no es definitiva: Mientras tanto ya sabeis quién lo tendrá.
El cerillo está en mis manos todavía, pero ya me achicharra las yemas. Tómalo, papá y perdona "la faenita".
Adiós, lector.
José MONTOTO DE FLORES
José MONTOTO DE FLORES
PLÁTICAS DE FAMILIA
Cuando oía decir a las comadres de mi pueblo, siendo yo un pipíolo, la frase manoscada: "Los padres son para los hijos, pero lo hijos no son para los padres", me parecía, además de un trabalenguas, una majadería de tomo y lomo. Yo entonces era hijo y me caía mal la frasecita. Ahora ya voy pensando de otro modo, y creo que con razón harto sobrada; porque ¡hay que ver los niños! ¡hay que ver en las cosas que se meten! ¡Hay que ver en las cosas que nos meten! y ¡hay que ver la agilidad con que se salen ellos y nos dejan metidos a los padres!
Cerca hace de dos años, a un niño mío se le ocurrió escribir las "Pajaritas" y empezó la sección. No cayó mal la cosa, los lectores "entraron" por ellas, y todo iba como sobre ruedas. Algún día, muy de higos a brevas, escribía yo alguna por mero pasatiempo. Transcurren unos meses, se va de oposiciones y me cedió los trastos que yo cogí por eso que decía al principio que decían las comadres de mi pueblo; porque los padres son para los hijos.
Pasó el tiempo, ganó la oposición, se marchó a Tarragona y me ofreció muy serio enviar "pajaritas", cosa que se le olvida con singular frecuencia. En tan penoso trance recurrí al otro hijo -porque ya no era cosa de matar la sección- y en mi auxilio acudió con diligencia... el día que se lo dije. Pero luego, ¡que holgazán me ha salido el alma mía! Escribe un día y seis no. Es como si dijeramos, la semana al revés.
Y aqui me tiene usted, amigo lector, condenado de por vida, a seguir "amarrado al duro banco". Porque está visto ya que los hijos no son para los padres. No se les mueve el alma de acudir en mi auxilio. Algunas Pajaritas "catalanas" que me manda el de allá, algunas sevillanas que me manda el de acá; el uno que si se ha "desinflado", el otro que si no acaba de inflarse, y yo al quite del de aquí y del de allá, un día y otro día.
Por eso cuando un redactor que tengo, muy novelero él, muy dinámico él e inquieto como pocos, me propone crear nuevas secciones, le pregunto invariablemente; ¿Me garantiza usted que hará tal cosa un año por lo menos? Y aunque él me da palabra de ser constante y firme, concluyo por no aceptar ínnovaciones, ya que el gato escaldado...
Con secciones nuevas, ni soñarlo; que a mí las "Pajaritas" me han enseñado mucho.
JOSÉ MONTOTO
LAS COSAS, EN SU PUNTO
En la "Pajarita" de ayer se quejaba su autor, con amargura, de que su hijo Pepe hubiera desertado de la sección que él mismo creara, y de que yo tampoco metiera el hombro con la frecuencia que fuera de desear.
A primera vista, la conducta de Pepe no tiene perdón de Dios, porque eso de meter los galgos en el monte y luego escurrir el bulto, podrá estar muy bien en une jefe de partido político, pero en hijo de familia es francamente bochornoso. Pero es que en su conducta concurren circunstancias que, si no son eximentes, al menos atenúan su responsabilidad; y por otro lado, el denunciante no pudo dejar de ignorar que a la postre él sería el que hubiera de cargar con el mochuelo, por lo que no puede negar que tacítamente cooperó en el delito que ahora denuncia.
En cuanto a los cargos que a mí me hace, declaro solemnemente que soy totalmente inocente, y, además, de acusado me convierto en acusador, porque es triste cosa que, siendo uno víctima, se le tache de verdugo.
Hay un cuentecillo muy conocido que viene aquí como anillo al dedo, y que aclara y justifica mi situación: Se ahogaba un niño que cayó al mar, sin que entre los que presenciaban el suceso hubiese quien se atreviera a salvarle. De pronto, uno se lanzó al agua y sacó al pequeño al muelle. Los otros espectadores felicitaban al héroe por su valor, pero éste, mirando en torno suyo, se decía: "lo que yo quisiera saber es quién ha sido el que me ha dado el empujón".
Y eso me ha pasado a mí. Me dieron el empujón, fuí heroe a la fuerza y ahora me censuran que no me tire al agua más que de cuando en cuando.
Por eso yo no me creo culpable; y como también encuentro disculpas para mi hermano, no dudo tampoco en ser su abogado defensor.
Asi pues ni mi hermano ni yo somos culpables; y no sólo eso, sino que, haciéndome fiscal, acuso al denunciante como cómplice y como inductor respectivamente, de los delitos que nos achaca a ambos.
Y ahora constituyéndome Juez, sentencio: Resultando que en los denunciados concurren las circunstancias alegadas por la defensa...
Resultando que el denunciante es responsable en los conceptos aducidos por el fiscal...
Considerando que es de aplicación el artículo 148 del Codigo Penal expresivo de que, "los padres, y en su defecto los hijos, estarán obligados a escribir las "Pajaritas"....
Considerando que los hechos relatados están penados por todos los artículos de la ley del Embudo, a cuyos beneficios se acogen ambos denunciados...
Fallamos: que debemos condenar y condenamos al referido Don José Montoto a escribir todas las "Pajaritas" que hagan falta, sin que en nigún caso pueda prosperar su protesta.
Dada en sevilla a 1 de Diciembre de 1945
Rafael MONTOTO DE FLORES
Y eso me ha pasado a mí. Me dieron el empujón, fuí heroe a la fuerza y ahora me censuran que no me tire al agua más que de cuando en cuando.
Por eso yo no me creo culpable; y como también encuentro disculpas para mi hermano, no dudo tampoco en ser su abogado defensor.
Asi pues ni mi hermano ni yo somos culpables; y no sólo eso, sino que, haciéndome fiscal, acuso al denunciante como cómplice y como inductor respectivamente, de los delitos que nos achaca a ambos.
Y ahora constituyéndome Juez, sentencio: Resultando que en los denunciados concurren las circunstancias alegadas por la defensa...
Resultando que el denunciante es responsable en los conceptos aducidos por el fiscal...
Considerando que es de aplicación el artículo 148 del Codigo Penal expresivo de que, "los padres, y en su defecto los hijos, estarán obligados a escribir las "Pajaritas"....
Considerando que los hechos relatados están penados por todos los artículos de la ley del Embudo, a cuyos beneficios se acogen ambos denunciados...
Fallamos: que debemos condenar y condenamos al referido Don José Montoto a escribir todas las "Pajaritas" que hagan falta, sin que en nigún caso pueda prosperar su protesta.
Dada en sevilla a 1 de Diciembre de 1945
Rafael MONTOTO DE FLORES
1 comentarios:
¡Qué bien me lo he pasado con este duelo de los tres! Es genial que las podamos leer juntas, Jesús. Genial. Y tío Rafael lo dejó "touché" al pobre del abuelo.
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