Mi muy querido marido
de verdad es muy sufrido
cuando aguanta que su esposa
le lee todo lo que escribe,
ya en poesía ó en prosa.
Porque cuando llega a casa
va y le dice su mujer:
"Pepe, ¿te puedo leer
lo que escribí?"¡Tiene guasa!
El pobre no puede ver
lo que dice "El gato al agua"
"Sí, mujer, esperáte
que me quite la chaqueta".
Y en cuanto que se ha sentado,
ella va y le lee los versos
haciéndole la puñeta.
"Bueno, qué, ¿te han gustado?;
son tonterías, pero a mí
es que me gusta escribir;
¿debo de seguir así
o ya los tendré cansados?"
"Tú escríbelos, si total,
te distraes de ésa manera,
ya lo leerá el que quiera;
creo que le gusta a tus tias.
Y ahora déjame un poquito
que oiga Intereconomía.
sábado, 22 de mayo de 2010
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