Mire usted, doctor, me duele el pescuezo,
yo no sé de qué, creo que es del esfuerzo;
si me toco aquí, me lo noto tenso.
El bolso me pesa, llego reventá,
hasta los tacones tuve que dejar
porque me costaba trabajillo andar,
para colmo siempre de bolsas cargá.
¿Tú descansas bien? ¡Qué va, regular!
ya me gustaría quedarme acostá
despues de comer y no trabajar.
¡Lo que yo daría por una gran siesta!
y no irme otra vez para abrir la tienda.
Ese es el descanso que falta en mi cuerpo,
por éso me duelen las piernas y el cuello;
si yo no tuviera que salir corriendo,
lo menos dos horas me tiro durmiendo.
Cuando me levante igual que una rosa,
entonces yo sigo haciendo más cosas,
ya tengo mis años, no soy una moza,
y no puedo más, estoy estrosá.
Quiero ser un hombre y vivir en Gambia,
descansar tranquilo tumbado en la tabla;
mis cuatro mujeres que se apañen ellas,
y a mí, que me dejen de día a la sombra
y al llegar la noche, bajo las estrellas.
¿Y para qué os cuento ésta "pataleta"?
si ésta noche tengo que liar croquetas.
miércoles, 5 de mayo de 2010
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