Llevo unos cuantos días dándole vueltas a la cabeza sobre el sentido de esta palabra, “soledad”.
Veréis, desde que leí “la botella vacía”, se me viene al pensamiento la inmensidad de esta palabra, y la de variaciones y sentidos que tiene o se le puede dar, porque quien alguna vez no se ha sentido en soledad, incluso estando rodeado de gente, en cualquier reunión en la que no deseabas estar, o simplemente, que tu pensamiento en esa reunión no está. Esto es soledad.
Quien no ha querido estar alguna vez solo en su habitación, leyendo, escuchando música, escribiendo, pintando, o sólo pensando en tus cosas, porque no tenías ganas, o sentías que no deseabas estar con nadie en ese momento, andar por el campo, por la playa, detenerte a ver una puesta de sol, pasear por el pueblo en la noche, mirar las estrellas, todo esto queriendo estar tú solo, sin nadie a tu alrededor, también es soledad.
Veréis, desde que leí “la botella vacía”, se me viene al pensamiento la inmensidad de esta palabra, y la de variaciones y sentidos que tiene o se le puede dar, porque quien alguna vez no se ha sentido en soledad, incluso estando rodeado de gente, en cualquier reunión en la que no deseabas estar, o simplemente, que tu pensamiento en esa reunión no está. Esto es soledad.
Quien no ha querido estar alguna vez solo en su habitación, leyendo, escuchando música, escribiendo, pintando, o sólo pensando en tus cosas, porque no tenías ganas, o sentías que no deseabas estar con nadie en ese momento, andar por el campo, por la playa, detenerte a ver una puesta de sol, pasear por el pueblo en la noche, mirar las estrellas, todo esto queriendo estar tú solo, sin nadie a tu alrededor, también es soledad.
Muchas formas tiene la soledad, pero no es de esta soledad de la que yo quiero hablar, esta soledad te la puedes buscar o incluso la deseas a veces. Es de otra soledad, mucho más dura, mucho más triste. Es de esa soledad que no deseas, que no quieres que llegue nunca, pero que irremediablemente algún día llegará.
Ahora se da uno cuenta de lo triste y profunda que es esa soledad, pongo un ejemplo de ella, mejor no lo pudo hacer D. José Montoto en una de esas “pajaritas” a las que siempre me remito.
Su título “hasta luego”. Es esa soledad a la que me quiero referir, aún estando con todos sus hijos en una noche solemne para él, que quedaría grabada en su memoria, noche de última reunión, noche irrepetible.
Soledad no buscada, y encontrada, en momento tan feliz, que te desgarra por dentro, que te escuece y que te duele.
Qué bueno hay que ser, y que grandeza de corazón hay que tener, para no pronunciar esas palabras que para el serían pobres y pálidas, porque profanarían lo íntimo de sus sentimientos.
Su título “hasta luego”. Es esa soledad a la que me quiero referir, aún estando con todos sus hijos en una noche solemne para él, que quedaría grabada en su memoria, noche de última reunión, noche irrepetible.
Soledad no buscada, y encontrada, en momento tan feliz, que te desgarra por dentro, que te escuece y que te duele.
Qué bueno hay que ser, y que grandeza de corazón hay que tener, para no pronunciar esas palabras que para el serían pobres y pálidas, porque profanarían lo íntimo de sus sentimientos.
Esa soledad, es tan amarga, que en momento tan lleno de sentimientos, alegres y tristes a la vez, te hace sentir, después de treinta años por boca de su hija mayor, en ese rezo de acción de gracias, para él, era la voz de ella, la que tantas veces llevó el rezo y recitó la oración, pero no estaba, con sólo un “hasta luego” de ella, esa noche se despidió.
Veréis, hay una frase que tengo en mi mente, y creo que nunca se borrará, es una frase pronunciada por alguien que lucha contra esa soledad, porque se le fue quien llenaba su vida, que compartieron juntos tantos años, llorando decía, ¡Dios mío! ¿Nunca se me va a pasar este dolor que tengo dentro?
Fijaros, yo no quería poner ejemplos, ni quiero nombrar a nadie, si queréis saber, solo debéis leer.
Veréis, hay una frase que tengo en mi mente, y creo que nunca se borrará, es una frase pronunciada por alguien que lucha contra esa soledad, porque se le fue quien llenaba su vida, que compartieron juntos tantos años, llorando decía, ¡Dios mío! ¿Nunca se me va a pasar este dolor que tengo dentro?
Fijaros, yo no quería poner ejemplos, ni quiero nombrar a nadie, si queréis saber, solo debéis leer.
Es esta, esa soledad que te rompe, que te desgarra, que te va apagando poco a poco.
-Con la edad todo cambia, hoy sentada en el sillón notas que se te ha ido la vida, ya no vives, solo estás, notas que tu vida ya se fue, no tienes nada, no encuentras nada, (amapola del trigal, hoy te busco y no te encuentro, amapola ¿Dónde estás?) no esperas nada, la vida ya no te puede ofrecer nada.
-con todos estos recuerdos tan variados es difícil pertenecer a los de la “botella casi llena”, por eso al recordar lo del rezo del rosario de mi madre, mis hermanos, la casa de Lora… ¿Qué me pasa? ¡Ya estoy con los ojos llorosos...! ¡Se acabó la botella, la tiro porque está vacía!
Sé que algunos de vosotros ha pasado por este trance tan tremendo, que se te vaya la persona querida es muy duro, te deja solo, vacío, preguntando ¿Por qué, porque a ella, porque a él?
-con todos estos recuerdos tan variados es difícil pertenecer a los de la “botella casi llena”, por eso al recordar lo del rezo del rosario de mi madre, mis hermanos, la casa de Lora… ¿Qué me pasa? ¡Ya estoy con los ojos llorosos...! ¡Se acabó la botella, la tiro porque está vacía!
Sé que algunos de vosotros ha pasado por este trance tan tremendo, que se te vaya la persona querida es muy duro, te deja solo, vacío, preguntando ¿Por qué, porque a ella, porque a él?
Creo que si todavía eres joven, no sanarás del todo, pero te puedes recuperar, tienes una vida por delante, hay gente en quien te puedes apoyar, pero ya a cierta edad, cuando has compartido toda tu vida, todo se va con él o con ella, tu casa se queda vacía. Los hijos han creado la suya propia y no están contigo, incluso van a verte, pasas tiempo con ellos, te llevan un poco de luz, pero te tienes que marchar, tienen su vida, su casa, sus hijos, su trabajo…
Se quedan solos, su casa de nuevo se apaga, la luz se va, vuelve ella, vuelve la soledad, esa soledad, que las hiere en lo más profundo, que les hace recordar, que no las quiere dejar vivir en paz, ésta es, esa implacable e inmensa soledad, dura y triste soledad.
Se quedan solos, su casa de nuevo se apaga, la luz se va, vuelve ella, vuelve la soledad, esa soledad, que las hiere en lo más profundo, que les hace recordar, que no las quiere dejar vivir en paz, ésta es, esa implacable e inmensa soledad, dura y triste soledad.
Les damos ánimos para seguir, queremos que nunca se vayan de aquí, las vemos luchar contra esa feroz enemiga que las quiere derrotar.
No podrás con ellas temible soledad, porque son fuertes, la vida desde pequeñas les enseñó a pelear y nunca han dejado de luchar.
Abandona esta guerra, infame soledad
Batalla tras batalla te derrotaran
Esta guerra nunca conseguirás ganar
Su luz nunca podrás apagar
La Virgen las iluminara
Oscura y temible soledad
Nunca podrás con ellas
Déjalas vivir en paz
Batalla tras batalla te derrotaran
Esta guerra nunca conseguirás ganar
Su luz nunca podrás apagar
La Virgen las iluminara
Oscura y temible soledad
Nunca podrás con ellas
Déjalas vivir en paz
3 comentarios:
Nuria, la soledad te ha hecho escribir y transmitir sentimientos preciosos y reales. Es fácil aconsejar ó consolar a los demás,pero es muy dificil y complicado llenarles la vida cuando les invade la soledad. Pienso que hay personas que quizás puedan sobrellevar mejor estas situaciones, porque no la temen,la llevan como compañera y la aceptan, no ensombrecen su vida y consiguen entenderla , así nunca se sentiran aunque solos, abandonados.Otra manera distinta de enfrentarse a la soledad.
Perdon, me refería a Jesus, cuando he puesto Nuria. FE DE ERRATA
Jesús, al leer tu texto me he acordado de un precioso poema de MARIO BENEDETTI que se llama ROSTRO DE VOS. Se lo imprimiremos bien grande a esas Flores que se sienten solas a pesar de tener su mesa camilla cada vez más concurrida.
Tengo una soledad
tan concurrida
tan llena de nostalgias
y de rostros de vos
de adioses hace tiempo
y besos bienvenidos
de primeras de cambio
y de último vagón.
Tengo una soledad
tan concurrida
que puedo organizarla
como una procesión
por colores
tamaños
y promesas
por época
por tacto
y por sabor.
Sin un temblor de más,
me abrazo a tus ausencias
que asisten y me asisten
con mi rostro de vos.
Estoy lleno de sombras
de noches y deseos
de risas
y de alguna maldición.
Mis huéspedes concurren,
concurren como sueños
con sus rencores nuevos
su falta de candor.
Yo les pongo una escoba
tras la puerta
porque quiero estar solo
con mi rostro de vos.
Pero el rostro de vos
mira a otra parte
con sus ojos de amor
que ya no aman
como víveres
que buscan a su hambre
miran y miran
y apagan la jornada.
Las paredes se van
queda la noche
las nostalgias se van
no queda nada.
Ya mi rostro de vos
cierra los ojos.
Y es una soledad
tan desolada.
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