Yo nunca hablo de los mios en público, porque cuando yo oía antes a las abuelas hablar de las gracias y la guapura de sus nietos, las veía pesadísimas, tema que a nadie le interesaba nada más que a ellas. Pero ahora las comprendo, porque un nieto es lo más tierno y lo más sagrado que te puede dar Dios. Yo tengo dos y siento por ellos un cariño especial.
El mayor se llama Pablo, nació en Cádiz hace cinco años, que por cierto aprovecho la ocasión para darle las gracias a la prima Salud por lo que nos ayudó en el Hospital Puerta del Mar. El chiquitín se llama Jaime y tiene dos años, nació en Marbella, y aunque me ponga de abuela pesada, tengo que deciros que son los dos guapos e inteligentes al máximo, hablando perfectamente desde el año y medio.
Pero hoy he empezado hablando de mis nietos para contaros lo que sentía mi padre por los suyos, sobre todo por la primera que nació que fué mi hija Isabel María.
Estaba loco con la niña. Todos los días cuando salía de su despacho paraba en mi casa antes de llegar a Santa Marina. Yo le ponía su copita y alguna tapita y los veía recién bañados a la hora de sus cenas. Se quedaba en casa un buen rato y luego se iba.
Cuando mi hija tenía ocho años, le escribió una poesía que no está en el libro de "La Espiral".
Como Santa Marina está al lado del Convento de las Salesas, íbamos a misa y ella cogía la bandejita de la Comunión, pues de esto trata la poesía:
lunes, 30 de noviembre de 2009
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3 comentarios:
isa no se ve la pajarita.
vamos, ¡otra que nos ha dejado sin poema! ¿estaremos castigadas por decir palabrotas?
Cuando tenía escrita la poesía, mi querido marido le há dado a la palanca del teléfono,me he quedado sin internet y se me ha borrado. Ya la volveré a escribir cuando tenga gana y tiempo. Yo tardo muchísimo en teclear y estoy exháusta.Ni he hecho la masa de las croquetas ni nada.Perdonarme. Os prometo compensaros.
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