Querida Tía María, aquí me tienes de nuevo, pero esta vez estoy dándole muchas vueltas a lo que quiero decirte, esta vez me está costando mucho trabajo, en esta ocasión no quiero hacerlo a lo loco, deprisa y corriendo como todo lo que hago, esta vez lo quiero hacer con tiempo (ojalá tuviera más tiempo para escribir tranquilo), pero lo haré lo mejor posible para que sea de tu agrado y de todos los que quieran, puedan o deseen leerlo.
Verás, Tía María son tantas las cosas que quiero decirte, son tantos los sentimentos, y las cosas que me pasan por la cabeza, que empiezo uno y al momento me viene otro y lo borro para empezar de nuevo, me quedo en blanco, y ya no sé qué decir, así que paro, dejo la mente en blanco pido ayuda y... de nuevo me llega, otra vez viene en mi ayuda, vuelve de nuevo.
Según me contabas ayer cuando estuvimos hablando, decías que te cuesta mucho escribir, pues veras, a mí me pasa lo mismo, es exactamente igual, aunque no lo creáis es así, sin embargo nos deleitas con algo precioso, con una imaginación tan linda como cariñosa.
De todo esto que ahora estoy haciendo, no pararé de repetir que hay una culpable: "Cristina", culpabilidad que le agradezco de verdad, si ese día tan triste en el que nos vimos, y de no ser por su invitacion a participar en este maravilloso blog, no hubiera descubierto nunca esta faceta en mi vida, cosa impensable en mí, yo escribiendo, yo que no he escrito jamás nada de nada, exceptuando unas "pocas" cartas que le puse a mi madre desde Gerona y Tarragona cuando estuve haciendo el servicio militar.
Fíjate si soy de poco escribir que hasta te voy a poner un ejemplo, que además creo que es como mínimo hasta gracioso (Machus me mata cuando lo lea). Mira cuando estaba trabajando en esa empresa en la que hacíamos programas de televisión, hicimos una serie de flamenco y anduvimos por toda Andalucía, Marruecos, Madrid, Barcelona y Francia, bueno, pues desde Francia, en concreto desde Mont de Marsans, bonita ciudad, paseando por ella y como hacía bastante que llevaba fuera de casa (entonces estaba al principio de mi relación con Machus) pasamos por delante de una tienda de souvenirs, había unas postales preciosas, me dije: le voy a poner una a María Jesús (Machus). ¡Vale! compro la postal, y cuando le voy a decir lo que quería escribirle no era capaz de trasladarlo a la misma, yo sabía lo que quería decir, lo tenía escrito en el corazón, pero no era capaz de trasladarlo al papel, así que se la mande en blanco, cuando regresé a Sevilla me decía:
-"Hijo una postal en blanco, me podías haber puesto algo"
A lo que yo le digo, y ahora desde aquí también, el color blanco es color de la pureza ¿no? pues esos eran los sentimientos que tenía en esos momentos, (los sigo teniendo) hay cosas que no hacen falta palabras para decirlas, con sólo una mirada o un sólo gesto sobra para decirlas.
Te cuento esto para que veas que no es fácil escribir, tanto para tí como para mí y diría que para todos, aunque hay personas que sí lo tienen fácil, no somos nosotros de estas ¿verdad?.
Me decías también que ahora, al final de tu vida, ahora que te estamos demostrando lo que te queremos, ahora que te tenemos como nuestra "madrecita", porque lo fuistes en un momento de tu vida tan triste para todos vosotros, y que esa "Pajarita" te la dedicó abuelo porque tuvistes que arrimar el hombro y tomar las riendas de tu casa, por ser la mayor de las hermanas para cuidar de tu padre y de tus hermanos, dejando a un lado tu juventud y tus ilusiones, para dedicarte por entero a esa dura pero a la vez hermosa tarea.
Te pregunto, Tía María: ¿has dejado de arrimar el hombro alguna vez en tu vida? creo sinceramente que no, es más, te digo que aún lo sigues arrimando.
Ese final de tu vida al que te refieres, que espero que sea lo más largo, feliz y placentero posible entre todos nosotros, no llegará nunca, en tanto y en cuanto haya sólo uno de nosotros para recordarte, sólo habrá un pequeño paréntesis entre la tierra y el cielo, tu vida continuará allí arriba con los tuyos, para que con esa maravillosa imaginación que tienes puedas organizar esa montotada, en el mejor sitio posible que se puede hacer, sin proyecciones, sin pagar, todos juntos, lo que sí te digo, es que la entrada a algunos (yo, por ejemplo) nos costará trabajo sacarla, pero te prometo que a partir de ahora pondré todo mi empeño para poder tenerla y estar ese día con todos vosotros en esa reunión, donde no podremos llorar, porque estaremos todos.
Te agradezco mucho que me nombres en tu escrito, y te pido disculpas por hablar de mí en este que debería estar dedicado por entero a tí, pero tenía que hacerte ver que para mí es también difícil esto de escribir, que le pongo todo el cariño posible, porque es para tí y lo hago por tí, y porque todo el cariño que le ponga es poco para lo que te mereces.
Creeme Tía María, Tu Vida Nunca Tendrá Un Final, no lo permitiremos los que te queremos. No, Porque Siempre Serás "La Madrecita"
Muchos besos
miércoles, 11 de noviembre de 2009
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1 comentarios:
¡Voy a avisar corriendo que se lleven las gafas de sol a la mesa camilla!
¡Qué estrés!
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