Por José MONTOTO, 31 de mayo de 1976
No quería que mayo se me fuese sin rendirle homenaje a la Virgen María, y mira tú por dónde se me ofrece este lunes final que viene a mi propósito tal como anillo al dedo.
Es el caso que, a pesar de los pesares que trajeron novedades y cambios y modas de mal gusto, mayo ha seguido siendo lo que fue en tantos siglos: eso a lo que nombramos como "mes de María". Y porque es de María -aunque ahora no se haga como antes-, ha podido ocurrir que el pueblo de Madrid y los Reyes de España, reunidos una tarde en el Retiro, rezasen el rosario. Y otra tarde de mayo -la de hoy- se rezará el rosario en la Plaza Mayor de Madrid, y que en noche de mayo -la de hoy-, en el Patio de los Naranjos de Sevilla, va a oficiar el prelado en homenaje que la ciudad ofrece a la Virgen María en la noche final de este des de "las flores".
"Yo hago el mes de María", se tituló una "pajarita" que escribí hace unos años. Pues bien, lo sigo haciendo tal como en otros tiempos se hacía en los Escolapios, cuando en aquella iglesia, y en todas las iglesias, no se regateaban homenajes a la Madre de Dios. A mí este año me ha traído Ella un singular regalo: el descendiente número sesenta, que es el cincuenta y ocho en realidad, porque dos ya no existen.
Entre sesenta (hijos, nietos y bisnietos), cuatro nacieron en el mes de María: una niña muy buena, gaditana; un niño muy travieso, de Lora; mi hija la religiosa en la Congregación del Cardenal Spínola, y este buen mozo que ahora se ha presentado en la ciudad de Córdoba. Doce hijos que son diez, puesto que dos se fueron a poco de llegar; cuarenta y dos nietos, seis bisnietos, que en breve serán ocho... Tal es la tribu que ha nacido de mí, tales las ramas de las que yo soy tronco.
Con el recién llegado -buen mozo cordobés-, estreno también nombre: será el primer Antonio de mi casta. Y también estreno apellido, porque antes de Montoto se llamará Ramírez, gentilicio castizo que suena a reconquista pirenáica en la octava centuria.
En el "mes de María" hay dos estrofas de muy hondo sentido. "De nuevo aquí nos tiene" es el comienzo de una. Ella es como el saludo reiterado de una constante entrega. Y "Adiós, Reina del cielo", es el comienzo de la despedida de la estrofa final el día postrero. Cada vez que llega el turno a ésta, me hago una pregunta: la de si ésta será la última vez.
Esta noche, en el marco bellísimo del Patio de la Santa Catedral, daré emotivo adiós a la Señora. Hasta el año que viene, si es que en el plan de Dios está el que para mí haya "otro año que viene".
Y para este, y el otro, y los que han de venir, Madre y Reina del cielo, sé guía y protectora de esas cinco docenas que nacieron de mí.
Yo hago el "mes de María", sí. Lo haré toda mi vida. Y espero que me sirva a la hora del balance que habrá de presentar.
José MONTOTO
12 comentarios:
Pues ahí dice que somos 42 nietos: que se enumeren los que nacieron después del 76! ¡fiiirmeeees!
(ah, y gracias a mi tocaya por su dedicación, seguro que el/la que viene traerá un teclado debajo del brazo)
Segun mis cuentas somos 42 nietos, Tio Cesareo 11, tio Pepe 5, Tio Jesus 6, Tio Luis 4, Tia Isabelita 11, Tia Salud 2 y mi padre 3, si las matematicas no fallan el total es 42 nietos.
Hija, yo es que soy de letras, pero no sé quién en la montotada dijo que éramos 52. Bueno, pues aclarado, gracias Isabel.
Hija, si hubieras echo las cuentas con la logica de Isabel tendrías la suma correcta hace tiempo.
No, si esta gente de letras lo de los numeros no lo llevan demasiado bien.
pues sí, querido matemático, ni los números ni la lógica son lo mío, ya con la tabla del ocho me atraganto... ¡no se puede ser perfecto! ¿no? lo mismito que a mí le pasa a muchos matemáticos con los acentos...
Cuanta razón tienes, querida ilógica, los acentos no son lo mio, tampoco soy perfecto, a mí se me atragantan hasta las papas con canne
Ni los acentos ni las haches, por lo que se ve.
¡toma rapapolvo para el matemático!
¡Buuummmmm! Me habeis dado fuerte, estoy moralmente hundido, ya nunca más volveré a comentar nada, me dedicaré a la comtemplación sólo, adiós a todos.
Anda, tonto, ¡con la faltita que nos hace algún matemático en esta familia para que nos lleve las cuentas! fíjate en mí, con la caña que me meten y no me rindo: me han llamado secundona, ilógica, negá delas matemáticas..., y aquí estoy, ¡tan pancha! ¡Ni se te ocurra desaparecer! con o sin acentos...
Pero no te cortes las venas, mejor déjatelas largas.
Se busca matemático hundido que se dedica sólo a la contemplación. Razón aquí.
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