Por Maruja Montoto
Yo a esto del "blog" la verdad es que le doy mucha importancia; pero no lo domino. Hasta ahora no había sentido en "mis carnes" lo que supone ser tan inculta, informáticamente hablando.
¡Me cago en la mar! ¡Qué aparatito! Dependo totalmente de las Cristinas.
Con este tema me viene a la memoria una cocinera que había en casa de mi abuela de Bujalance, "La Carmenchu". Por ser analfabeta, las cartas que le escribía el novio desde Barcelona, se las teníamos que leer mi prima María y yo. Luego transmitirle a él lo bien que se encontraba ella de salud y ¡cuánto le quería!
María y yo comprendíamos a Carmenchu, en cambio, pienso si serán las Cristinas menos benévolas conmigo. Aunque no lo creo. La de Córdoba lo está pasando requetebien con esta nueva afición de su mamá; y está "picaita" con el dichoso blog. Y la de Sevilla es "pa comérsela".
Pero voy a la ruina directamente; toda la inspiración se me presenta después de mi desayuno, mientras me fumo el cigarrito; y llego a la tienda tardísimo.
Con todo esto pienso mucho en los Montoto, pero... ¡Todo tiene un límite!
P.D. Hoy castigados sin verso ¡Ea!
Yo a esto del "blog" la verdad es que le doy mucha importancia; pero no lo domino. Hasta ahora no había sentido en "mis carnes" lo que supone ser tan inculta, informáticamente hablando.
¡Me cago en la mar! ¡Qué aparatito! Dependo totalmente de las Cristinas.
Con este tema me viene a la memoria una cocinera que había en casa de mi abuela de Bujalance, "La Carmenchu". Por ser analfabeta, las cartas que le escribía el novio desde Barcelona, se las teníamos que leer mi prima María y yo. Luego transmitirle a él lo bien que se encontraba ella de salud y ¡cuánto le quería!
María y yo comprendíamos a Carmenchu, en cambio, pienso si serán las Cristinas menos benévolas conmigo. Aunque no lo creo. La de Córdoba lo está pasando requetebien con esta nueva afición de su mamá; y está "picaita" con el dichoso blog. Y la de Sevilla es "pa comérsela".
Pero voy a la ruina directamente; toda la inspiración se me presenta después de mi desayuno, mientras me fumo el cigarrito; y llego a la tienda tardísimo.
Con todo esto pienso mucho en los Montoto, pero... ¡Todo tiene un límite!
P.D. Hoy castigados sin verso ¡Ea!
1 comentarios:
ea! pues como nacimos el mismo día ¡levanto el castigo! (aunque sólo sea para nosotras tres)
COMO EL QUE ARROJA
Como el que arroja al mar una botella
con un mensaje dentro
que nadie ha de leer
(carta a Dios, carta al mar, carta a sí mismo)
escribo este poema
sin saber para quién.
¡Oh, lector!... nada más tengo que decirte.
Solamente que me hundo en el pasado,
que se me va esta noche, como tantas,
y que siento la angustia de los naúfragos.
¡Adiós!... (Rece por mí quien lo leyera)
(José Montoto Flores)
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