Lector; yo no sé si recuerdas que hace un año en una "Pajarita", me proclamaba especialista en dichos. Hoy tendría otra cosa que llamarme; hoy, en justicia, me habría de proclamar especialista en nietas. Porque si entonces en cuatro días asistí a dos dichos, ahora en sólo dos semanas, me han nacido dos nietas.
Y a tí, hija de mi alma, que, porque quizás querías ser un poco más mía que la otra. Has venido a nacer en mi propia casa; a tí, no tengo nada nuevo que decirte y habré de repetir lo que dije a tu prima hace muy pocos días. Como abuelo, te recibo con igual alegría, igual cariño, igual solicitud e igual satisfacción. Pero, como escritor, te diré, hija mía de mi alma, que me has jugado malísima partida.
Yo te esperaba niño; no sé porqué, pero creí que serías un varón, cosa a que estabas obligada en cierto modo. Habrías sido José, hijo de José y nieto de Jósé. Habrías sido buen escritor, hijo de aceptable escritor y nieto de escritor fulastre y fullerillo, porque las razas cada generación se afinan y depuran. Nacías en la casa de un periódico, y precisamente el día de nuestro Patrono San Francisco de Sales. Y yo sobre todo ello te tenía pergeñado un recibimiento de escritor que ya acaba a escritor que nacía. Tan lo tenía creído que anoche, al filo de las 12, lo escribí. Pero una hora más tarde vino la realidad, y tú con ella, y lo escrito quedó para nueva ocasión y en su lugar tengo que repetirte las cosas que hace días le escribía a la otra.
En buena ley, has hecho bien, muchacha. Por lo pronto te has venido a este mundo con gentil talante y muy buen parecer; con lo que ganarás el ochenta por ciento en esta vida, en la que el buen parecer lo es casi todo. Y luego, que ya el sexo no importa para nada. Si no estorbó a Fernán Caballero, ni a Concha Espina, ni a Cristina de Arteaga, ni a Rosalía de Castro, ni a la Infanta apacible, españolísima y buena doña Paz de Borbón. ¿Por qué ha de ser obstáculo para que tú, mujer, seas lo que yo soñaba para tí, cuando pensé que serías varón y decoro de mi estirpe?
Mujer fué Santa Teresa, y fué letrada y Santa; vástago de la casa de Cepeda fué la Santa Reformadora del Carmelo, y Cepeda eres tú, porque la bisabuela a quien debes el nombre fué en la vida doña Isabel Cepeda. Bien entroncada estás por vida mía. La santidad te toca desde generaciones muy remotas, y, por merced de Dios, tu abuela -otra Isabel- no alentó sino para servirlo y para amarlo.
Y aún cuando tú al nacer, me has jugado la treta de estropear una linda "Pajarita" que dediqué al varón imaginado, mi ternura de abuelo te perdona ese chasco que me das, y tu presencia grata de mocita en agraz garbosa y guapa, me obliga a echar pelillos a la mar y a decir a la Virgen; Virgen de Setefilla, tuya es; cuídala como tuya, guíala como tuya, como tuya protégela y ampárala. Porque tuyos, enteramentes tuyos, somos los tres, ella su padre y yo.
En buena ley, has hecho bien, muchacha. Por lo pronto te has venido a este mundo con gentil talante y muy buen parecer; con lo que ganarás el ochenta por ciento en esta vida, en la que el buen parecer lo es casi todo. Y luego, que ya el sexo no importa para nada. Si no estorbó a Fernán Caballero, ni a Concha Espina, ni a Cristina de Arteaga, ni a Rosalía de Castro, ni a la Infanta apacible, españolísima y buena doña Paz de Borbón. ¿Por qué ha de ser obstáculo para que tú, mujer, seas lo que yo soñaba para tí, cuando pensé que serías varón y decoro de mi estirpe?
Mujer fué Santa Teresa, y fué letrada y Santa; vástago de la casa de Cepeda fué la Santa Reformadora del Carmelo, y Cepeda eres tú, porque la bisabuela a quien debes el nombre fué en la vida doña Isabel Cepeda. Bien entroncada estás por vida mía. La santidad te toca desde generaciones muy remotas, y, por merced de Dios, tu abuela -otra Isabel- no alentó sino para servirlo y para amarlo.
Y aún cuando tú al nacer, me has jugado la treta de estropear una linda "Pajarita" que dediqué al varón imaginado, mi ternura de abuelo te perdona ese chasco que me das, y tu presencia grata de mocita en agraz garbosa y guapa, me obliga a echar pelillos a la mar y a decir a la Virgen; Virgen de Setefilla, tuya es; cuídala como tuya, guíala como tuya, como tuya protégela y ampárala. Porque tuyos, enteramentes tuyos, somos los tres, ella su padre y yo.
José Montoto
30/1/47
4 comentarios:
¿Tenemos la linda "Pajarita" que dedicó al varón imaginado?
La buscaremos, no te preocupes (si es que no la tiene ya preparada el documentalista oficial, que como no tiene portátil, pues sólo escribe en días laborales)
Por supuesto que tengo la "Pajarita" dedicada al varón imaginado, y muchas más, pero estoy cortito de tiempo, no puedo hacer todo lo que tengo en mente, es mucho, necesitaría taaanto tiempo que es imposible, pero poco a poco todos los que teneis "Pajaritas" (y estén en mi poder) las vereis publicadas, lo prometo
ISABEL MARÍA: TE HE PUESTO UNA FOTO DE LA PAJARITA TAL Y COMO SE PUBLICÓ
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