Tarde de Reyes
de ilusiones, prisas
sueños y secretos
Tarde de Reyes
de niños corriendo
por la calle inquietos
Tarde de Reyes
de padres comprando
en último momento
Tarde de Reyes
de gente corriendo
todos van contentos
la bulla, la prisa
ya vas sin aliento
¡que la Cabalgata
ya va por el centro!
¡corre niño corre!
te quedas sin verlo
¡correr de la mano!
¡coger caramelos!
suenan los tambores
ya no están tan lejos
desde los balcones
se asoman los viejos
la calle muy llena
las tiendas vendiendo
mas, el Corte Inglés
parece un infierno
la gente está loca
todos van a un tiempo
los bares a tope
los churros ardiendo
y cuando ya pasa,
todos se van yendo
la calle se calma
los coches corriendo
se queda vacía
la ciudad en silencio
los niños se acuestan
temprano, durmiendo
los padres entonces
se ponen de acuerdo
y de puntillitas
van distribuyendo
todos los regalos
que en su día pidieron
en las dulces cartas
que ayer escribieron
¡que noche de sueños!
de ojos medio abiertos
de hacerse el dormido
para poder verlos
cuando éramos chicos
por mucho que hiciéramos
nunca los veíamos
aunque no durmiéramos
cuando despertábamos
¡que día de recreo!
ahí estaba todo
de regalos lleno
papá sonreía
satisfecho al vernos
¡Dios mío qué alegría!
¡que Reyes tan buenos!
niños en pijama
y padres contentos
así amanecía
este día tan bello
miércoles, 6 de enero de 2010
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2 comentarios:
Isabel Mª, me ha encantado tu "Tarde de Reyes". Yo se que eres una "fosfora" de la Cabalgata, siempre añorante de llevar a tus nietos, uno en cada mano. Por "orden de la autoridad competente" el dia de Reyes lo pasan ya en Marbella.
Pero Pablo y tu estais juntitos, unidos por el corazon y por el pensamiento; santuario sagrado donde no manda nadie.
En 2011 llevaremos a Pepito, si es que la autoridad no da nuevas normas, mas permisivas.
Isabel María, la verdad es que la ilusión de un día de Reyes yo no la cambio por nada. Este año para mí ha sido raro. Es la primera vez en once años que no me paseo por la casa de puntillas intentando no hacer ruido con los caramelos que iba dejando, haciendo un caminito, desde el salón al cuarto de los niños. La primera vez que mi salón no se llena de papeles de regalos, que no recojo los vasos con el anís que le dejamos a Sus Majestades debajo del Belén para que se les haga más llevadero el camino de vuelta a Oriente. La primera vez, también para ellos, que no sienten ese hormigueo en el estómago ante lo que va a pasar mientras duermen. Espero el año que viene volver a sentir y vivir todo eso.
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