Esta Pajarita de Papel voló del escritorio del abuelo (¿quizás bisabuelo de algún lector?) en el año 1959. Fue en una ocasión similar a la que estamos preparando. Después de publicarla llegamos muchos nietos más, que fuimos incorporando nuestros nombres y nuestras vidas a la suya. Y bisnietos. Y, hoy también, tataranietos. Desgraciadamente algunos de los nombres que aparecen emprendieron el vuelo con él, pero siguen sus huellas en la Hermandad que él fundó. Espero que os guste leerla.
Recuerdo haber escrito un día una "pajarita" a la que titulaba "Iniciativas propias". Me refería a los hijos. Cuando éstos son mayores van independizándose, toman resoluciones a su arbitrio y empiezan a actuar por cuenta propia colocando a los padres en el limbo. "Que papá no se entere..." "que papá no lo sepa..." "No decidle a papá..." He aquí las frases con las que nos licencian por completo. De esta manera, tal como esos gobiernos débiles y sin fuerzas concluimos los padres por no mandar en nada y por saber las cosas cuando están hechas ya. Que es lo que a mí me acaba de pasar.
Ha sonado el teléfono de la Redacción, me he puesto al aparato, y era que me llamaban desde mi casa. Me querían consultar sobre un extremo.
-Papá ¿tú quieres que llamemos a Luis para que venga a Lora?
Me quedé de una pieza. ¿A Lora, en estos días, desde Oviedo, y con el frío que hace?
-Es que, verás, papá...
Y tras este "verás" me dieron cuenta de cierta iniciativa, que no era iniciativa, sino plan madurado y organizado ya. En resumen, tenían convocada una concentración solemne y completísima para el día de hoy.
Primero me asombré, pero acabé alegrándome. Y complacido de ello di la autorización para llamar al hijo que aún me queda sujeto a relativa y poca formularia potestad. Me alegraba la idea. Por vez primera, y acaso también única, nos íbamos a ver todos reunidos. Cosa difícil es, no solo por el número, sino porque quehaceres y distancias y contingencias múltiples lo suelen estorbar.
En las familias, cuando somos muchos y los hijos mayores ya casados, cada cual residiendo en lugar diferente, no es fácil el hacernos coincidir. Nos vemos, y se ven, de modo fragmentario. Pero juntos y al frente de sus hijos cada uno de ellos, aún no lo había logrado. Y en el día de hoy me hacen ese regalo.
El lugar de la reunión lo fijaron en Lora, como era de rigor. En la casa que tengo -que es la que nací- se habrán de congregar todos, menos la monja a la que no es dado el asistir. De Córdoba y de Cádiz, de Vejer y de Oviedo, de Sevilla y de Lora, habrán de reunirse nueve hijos, los cinco políticos y los veintidos nietos. Oiremos una Misa ante la Virgen, y luego pasaremos unas horas en amable reunión.
No sé si la gozaré mucho este día. Lo que te sé decir es que ahora que tanto escribo, siento un goce intensísimo sólo al imaginar verlos a todos juntos. Y verlos en la casa en que nació mi madre y en la que yo nací. Porque la casa, cuando es de la familia desde muy largos años, no es que sea casa nuestra, sino nosotros de ella. La casa, entonces, porque fue el escenario de tanta escena íntima y cordial: porque va tan unida a recuerdos de niño; porque nuestros mayores habitaron en ella, es templo más que casa, y al mirar sus estancias va la mirada nuestra impregnada de amor.
En el día de hoy, cuando tantos chiquillos alboroten, será la casa aquella "una república". Y las republicanas y republicanos bulliciosos y alegres -Pepe, José María, José Luis, Cesáreo, Ignacio, Santiago, Eduardo, Luis, el otro Luis, las cuatro que se llaman Isabel, Maruja, Concha, María Dolores, Magdalena, Teresa, María José, Salud, Pepita y Carmen- pondrán la nota más alegre de la jornada.
Esta jornada de la que yo he sabido cuando ya estaba todo organizado, es el mejor regalo que me podían mis hijos ofrecer. Con ellos y sus chicos iremos los que quedamos aún en casa de mis padres. Muy pocos, por desgracia, somos ya. Pero los que aún quedamos, con los que se volaron, con los que están en plena granazón y con los que ahora empiezan a vivir, nos arrodillaremos ante Nuestra Señora bajo la advocación de Setefilla. Y yo, que seré un enlace entre los que se fueron y esa tropa de niños que me debe el ser, elevaré a la Virgen mis preces por los muertos, tendré para ellos un singular recuerdo, y al darle las gracias por los beneficios, le encomendaré a esa chiquillería que desde el punto y hora en que nacieron son miembros de su antigua, venerable Hermandad.
2 comentarios:
Que buena pajarita para empezar la próxima montotada...
Hola, ya algo tarde para escribir unas lineas.hoy solo quiero decir que por una razón muy penosa he llamado y hablado con dos amigas de mi infancia, !que digo amigas¡ mis dos mejores amigas de la infancia ISABEL Y MALEN, guardo recuerdos muy gratos de ellas y como no de sus padres que para mi fueron ejemplares.Hoy ha sido muy gratificante para mi .Nunca olvidaré los buenos momentos pasados en mi niñez.Y para su madre Luisa Linares un ejemplo de sencillez, educacion ejemplar y bondad, estas simples palabras son mi homenaje hacia ella.Gracias y un abrazo para sus hijas. Manoli Alonso........
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