Sí, ayer fue miércoles de ceniza, coincidiendo con el santo de los Cesáreos de la familia. No quería dejar pasar la ocasión para celebrar la onomástica de Cesáreo Montoto de Flores y su hijo Cesáreo José Montoto Castrillón. Y más que por la santificación del día, por la extraña metáfora de la ceniza, recuerdo los cabellos grises de mi abuelo, la comisura de sus labios mientras saboreaba un puro en la sobremesa. Símbolos de ceniza. Pues ceniza somos, al fin y al cabo. Vaya un recuerdo desde este rinconcito del blog para "Don César, el de la leche", como queda reflejado en un poema que su hermano Pepe le dedicó bajo el título de Una Estatua en Pentágono, de su libro "La Espiral".
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3 comentarios:
miércoles de ceniza... ese día siempre me ha parecido triste y deprimente... en polvo eres y en polvo te convertirás... ¡será malaje el día! no me parece una fecha adecuada con el carácter de los cesáreos de esta familia, tan alegres ¿no podíamos cambiar la onomástica a san montotín?
quiero felicitar a tio cesareo por su santo y os aseguro, que aunque sea miercoles de ceniza en alguna conferencia de flamenco estara dandole a todos una buena paliza. ein guito.esto va tambien pa las niñas del tio pepe, y de remate para ignacio. ( fue buena esa conferencia) ¿o no?
mmm... jesús... me huele a anzuelo... ¿picarán?
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