Esta es la primera vez que hablo contigo, es una pena no haberte conocido, pero cómo hacerlo si cuando yo llegué tú ya te habías ido, así es la vida, no se puede evitar, pero para saber cómo eras y cómo te han querido sólo hay que pasar un rato con tus hijas, tiempo que sólo un tonto daría por perdido, ya lo dice Cristina (comentario suyo en "la primavera") supongo que lo habrás leído. Yo hace pocos días tuve la suerte de estar con cuatro de tus flores en esa mesa camilla y puedo asegurar que todo lo que dice -Cristina- es la pura realidad, ¡qué ganas de hablar, qué ilusión por contar todo lo que llevan en su corazón!.
Pero hay algo que contigo tengo que hablar, y perdona si en esto me meto, algo te tengo que pedir y sé que me lo darás, porque qué no le daría una madre a un hijo, que no le daría una abuela a un nieto. Hablamos de muchas cosas, pero de una en especial es la que aquí te quiero comentar, fue una agradable pero a la vez emocionante conversación, pregunté por dos personas que tú conoces bien y sé que contigo otra vez estarán, Isabel y Rafaela. Sus rostros cambiaron, sus ojos de un rojo intenso se tornaron y con un brillo transparente se nublaron, todas sus palabras decían, qué buenas fueron, cuánto nos quisieron. Rafaela alegre, dicharachera Isabel, un poco más seria pero igual de buena. Me consta que es así, gracias le doy a Dios por conocerlas, también a tí, yo tengo un grato recuerdo de las dos, cuando íbamos a tu casa a visitar al abuelo, a las tías, también a ellas, entrábamos en tu casa y... llegó la revolución, Isabelita con los niños, ¡qué "horror"! -esto es broma, o por lo menos así lo creo yo-. Bueno, llegabas, dabas besos a todos, abuelo, tías, y corriendo para la cocina: "hola Isabel, hola Rafaela!". Allí estaban las dos sentadas cada una en su sillón, Isabel un poco mas seria, Rafaela con los brazos abiertos, te abrazaba y te comía a besos: "ay mi niño" decía con cariño.
Otra cosa que recuerdo con ilusión es que hizo que por las croquetas tuviera gran afición, Isabel las cocinaba y en la despensa las guardaba, y Rafaela la abría y me las daba, Isabel le reñía: "no le des más croquetas al niño, no ves que están crudas".
Bueno, tus hijas me contaron muchas cosas de ellas, pero me gustaría que aquí las contaran, son sus recuerdos y eso es muy particular. Otra cosa también de Rafaela, siendo yo un poco más mayor, de vez en cuando pasaba a verla y con tesón e insistencia siempre me repetía (era la eterna pregunta) -ya no estaba Isabel-:
-"niño, cómo te va, ¿tienes novia?"
-no, Rafaela, no tengo novia
-pues una buena mujer te tienes que buscar
-así lo haré Rafaela.
Pues lo consiguió (también hemos puesto nuestro granito machus y yo), supongo que me verá y muy contenta estará. Sé que no se puede hablar de una sin nombrar a las dos, creo que en verdad son sólo una con el mismo corazón, dice abuelo en una de esas maravillas que aquí dejo, "las niñas" la bautizó: "Si por suerte conservas una criada vieja...........". Esto lo digo con todo mi amor (es sólo una opinión) y lo digo por las dos, cómo llamar suerte el tener en tu casa a alguien que se entregó hasta su muerte, en tu casa nació y contigo hizo la primera comunión, su familia pudo formar pero se quedó con la tuya, la hizo suya cuando te llamo la Virgen y tuviste que marchar, ella los acunó, cuentos les leyó y a buen seguro alguna que otra noche no durmió, en fin, entregó todo su corazón. Pues dile, porque seguro está preocupada todavía esperando a "las niñas" desde su altozano y para que cese su desazón, que nada les pasa (bueno, achaques de la edad) que a buen seguro van a tardar (tienen mucho que contar) y que no se preocupe que con nosotros están.
Ahora viene lo que te quiero pedir, sí para ellas (las niñas), fueron madres, algún día poder ir a Setefilla y ante la Virgen rezar, encender algunas velas y decir, gracias por darme el privilegio de haber tenido cinco madres y tres abuelas, seguro me dirás que sí, a un corazón como el tuyo que más se le puede pedir.
Besos abuela.
jueves, 26 de febrero de 2009
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1 comentarios:
Querida abuela:
Yo soy Cristina, la hija mayor de tu Saluíta. Supongo que desde tu atalaya estarás viendo el hartón de llorar que me estoy pegando por culpa de este blog que, en buena hora, se me ocurrió abrir en honor del abuelo. Eso que tus hijas llaman esoquehahechocristinaeninterné me está dando unos sofocones tremendos, abuela, porque resulta que todos los que dejásteis aquí abajo se han puesto como locos a escribir cosas vuestras, y yo, que soy muy emotiva, me pongo a mirar la pantalla del ordenador con lágrimas en los ojos y claro, cada vez que entro lo veo todo borroso.
Dile a Rafaela que a ver si puede mandarme un rayo cósmico con un poquito de su alegría y su buen humor, porque si no creo que no voy a ser capaz de seguir con mi tarea, que en tiempos del abuelo se llamaba "corrector del periódico" y ahora tiene un nombre más raro, algo así como blogmaster. Uno de los culpables es uno de tus nietos, que se llama Jesús, de tu hija Isabel (aunque no es el único). Si pillas a Isabel en la cocina, dile que le mande a Jesús un poco de masa de las croquetas, a ver si se entretiene y deja las manos quietas, dejándome un poco de tiempo para recuperarme entre sofocón y sofocón. Y a mí, de camino, esas almejas a la marinera que me preparaba por mi cumple, que mi madre me las hacía después de irse Isabel contigo, pero desde que se metió en la Sociedad Protectora de Animales dice que ya no mata ni una almeja (tú la conoces, qué te voy a contar yo de ella...), y si en el cielo no hay mar, pues me conformo con un albondigón.
Al abuelo, además de un beso muy fuerte, le dices que no se preocupe, que se le olvidó aquí abajo su talento literario, pero que entre todos se lo han repartido y están usándolo tanto tanto que no sé si van a acabar con el y no van a dejar nada para las siguientes generaciones. ¡Le están sacando un partido que no veas, abuela! Venga a escribir, venga a escribir, desde tus hijas hasta alguno de tus biznietos. Tus dos hijos, Jesús y Luis, todavía no se han animado demasiado, pero verás cuando le cojan el gusto...
Abuela, tus niñas, como dice Jesús, están con sus achaques pero muy bien de cabeza, se ven todas las tardes, incluso alguna se toman una copita de vino dulce, al que se están aficionando. Mi niño, que no es de Cádiz pero tiene mucha guasa, un día que estábamos hablando: "porque la abuela..." nos dijo: "¿pero de qué abuela habláis, de la que se murió o de la que se resiste?", pues eso, que aquí todas se resisten. Y que sea por muchos años.
Bueno, ya sabes, a ver qué puedes hacer con mis peticiones. Espero que como soy la segunda que te pide algo me lo concedas. Luego vendrán los 140 restantes con las suyas, pero si atiendes las de Jesús y las mías nos conformamos.
Un beso fuerte para todos los que estáis por ahí arriba. Os echamos de menos, pero os tenemos, como ves, muy presentes.
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