Por Jesús C. M.
Querida Tía Tote, llevo unos cuantos días intentando contestar a tu escrito y la verdad no sé cómo hacerlo, como ya he comentado alguna que otra vez, escribo y no sale lo que uno quiere expresar, o no como lo desea, entonces borro lo hecho para empezar de nuevo una y otra vez. En esta ocasión no he borrado nada por varias causas, la primera y más importante, es que para mí todo lo que escriba o pueda escribir para vosotras es imborrable, lo publique o no lo publique, se quede o no se quede grabado en éste o en el otro ordenador, porque hay uno donde si se queda todo grabado, pero este ordenador es mucho más íntimo, ese está en mi interior, es sólo mío, no lo comparto con nadie, y se quedan tantas cosas dentro de él que tiene la memoria llena (aunque todavía le queda mucha capacidad) de recuerdos, de cariño, de abuelo, abuela, Isabel, Rafaela... de todos y todas las personas que ya no están aquí, pero siguen junto a nosotros.
Otra de las causas, no menos importante, es porque de nuevo quiero brindaros otro pequeño homenaje de sincera gratitud y cariño a todas, y en especial a vosotras dos, por ser como sois, fieles portadoras de la herencia más grande que unos padres puedan dejar a sus hijos, que son las virtudes que lleváis en vuestros corazones y que no dudáis en trasladarnos con pequeños y grandes gestos como son la sencillez, humildad, humanidad, caridad, bondad, amor... tantas y tan inmensas como vuestras personas, pero para mí la más importante es la entrega total e incondicional hacia todos nosotros.
Para demostrar esto que digo sólo hay que leer tu última publicación (nosotros no paramos de pedir, y vosotras no dudáis en dar) este puede ser uno de esos pequeños y a la vez grandes gestos, te piden que hables de tu madre, y no dudas en hacerlo, es más, nos abres de nuevo la puerta de tu casa, nos haces ver el interior y el exterior de tal forma, que vemos a tu madre con gran porte organizando mudanzas, trasladamos con ella, con vosotras, colchones, almohadas, baúles de ropa... la vemos andando por los pasillos con la llave de la despensa colgada del cinturón, compartiendo, dando lo que el campo proveía tanto para su casa como para los que ella protegía, a los cuales trataba como su familia -esto sólo lo puede hacer una persona buena, con un gran corazón, de aquí os viene a vosotras- nos hemos subido en el tren hacia Sevilla con cántaras de leche, aceite, naranjas, hueveras, el pollo con las patas amarradas... yo, incluso he visto a abuelo enfadado tirando el termo por la ventanilla, cosas de casa, anécdotas de las mas variadas y simpáticas y momentos de los que es mejor no hablar, de los que son tristes de recordar, las tareas, cosiendo calcetines... En fin nos metes de lleno en tu casa, para que podamos conocer a quien no tuvimos la oportunidad.
Terminas diciendo: "no sé si te he cansado, pero comprenderás que no se le puede pedir a una hija que remueva los recuerdos de su madre" si este no es unos de estos pequeños, grandes gestos, tú me dirás que es.
¿Crees que nos cansaremos? ¿O más bien, tendremos nosotros que dejar de pedir y dar un poco más?
Yo particularmente, intentaré dar más y dejaré de pedir, pero ¿qué puedo daros? ¿Qué se les puede dar a dos personas de las que lo han dado todo, y lo siguen dando? En lo material, lo poco que tengo lo pongo a vuestros pies, y en lo humano, moral y espiritual, como os dije en cierta ocasión, os doy mi vida y os entrego mi alma y mi corazón.
Verás, yo no tengo ningún recuerdo de vuestra casa en la que no estéis presentes vosotras dos, desde pequeño cuando íbamos a vuestra casa la frase era: “vamos a casa de abuelo” y allí estábais: abuelo, tía María, tía Tote, Isabel y Rafaela, en muchas ocasiones tía Salud, tío Miguel, Cristina, Marta, de vez en cuando algún que otro tío o primo, después más adelante era ir a casa de “las tías”, o de “las niñas” como os siguen diciendo todavía, pero para mí ir a casa “de las tías” o de “las niñas” siempre ha estado relacionado con, tía Maria y tía Tote, “las tías” o “las niñas” aun habiendo más, muchas más, siempre habéis sido vosotras dos, y así seguirá siendo por siempre jamás.
Pero ahora, en este pequeño homenaje que quiero brindaros, me vais a permitir daros de nuevo la consideración que para mi merecéis, no sé si será palabra inventada, “Tías Madres” porque así lo siento, y así lo quiero, esto es lo último que os pediré, que me deis el honor de poder llamaros “Tías Madres”.
Además me voy a tomar la libertad de publicar una “Pajarita” en la que abuelo habla de vuestra casa, hay muchas sobre este tema, abuelo habla mucho de su casa, pero en esta se refleja lo que he querido decir sobre la vuestra, que es la misma. Casa que empezó a construirse en Lora, donde abuelo se enamoró, donde ellos dos iniciaron el camino que nos ha traído a todos a este mundo, donde él os contaba que ya desde chico le gustaba: “Camino del Colegio”.
LAS CARAS DE LA CASA
La cara. Ahí tienes tú una cosa invariable y que, no obstante cambia. Ni los ojos son más grandes o más bellos un día que otro día, ni la nariz, la boca o las orejas son de distinta forma y dimensión. Sin embargo de ello, un día te resulta una persona más atractiva, de más inteligente y agradable expresión.
Ello es hijo del alma, del espíritu, de la vestidura espiritual con la que nos adornamos. Por eso en muchos casos tardamos en juzgar definitivamente a la persona, que un día se ofrece simpática y abierta, adusta en ocasiones, de mayor hermosura un día que otro, con distinto atractivo y distinta expresión.
Ni la cara, ni el cielo, ni el paisaje se ofrecen inmutables. Ni tampoco el hogar. Tu casa, siempre igual, siempre la misma, la encuentras diferente cada día. Estás en ella un día incómodo y molesto. Otros, te invade muy grata y dulce paz. La abandonas con gusto en ocasiones; te cuesta un gran trabajo abandonarla en más de una ocasión.
Y no hablo de esos días en los que pena o gozo nos la hacen más penosa o placentera, sino del día normal; del día en que “porque sí” la casa ofrece gozo o provoca el hastío; del día en que, sin razón que abone el hecho, parece acariciarte o repelerte.
Pero la casa cambia de otro modo también. Al correr de los años varía por completo. La casa no es en verdad solamente un espacio con tantas o cuantas piezas y tales o cuales muebles. La casa somos los que en ella somos: un matrimonio joven, con hijos chicos luego, con los hijos mayores cuando pasan los años, con los hijos ausentes cuando el caso llegó. La mía, que era como un gran internado con muchísima gente, fue al cabo reduciéndose y sólo somos tres. Pero al llegar tal trance les ocurre a las casas como a las poblaciones: que tienen habitantes de hecho y de derecho. Y que aun siendo estos últimos muy pocos, los “de hecho” predominan con un desordenado y con un imprevisto ir y venir.
Ayer, por raro caso, hemos comido sólo los tres que aún existimos “de derecho” en contraste con el día anterior y con la mayoría de los días. Y era la casa otra. ¿Más alegre? ¿Más triste? ¿Más agradable? Era otra. Y siendo otra, me he pasado un gran rato como extraño en mi casa.
¡Tres sólo, y somos ya 43!
JOSÉ MONTOTO
3 comentarios:
Me levanto, desayuno y se me ocurre la "tonteria matutina", me acerco al ordenador y, al abrirlo, me encuentro con el sentimiento de Jesus y del abuelo, y me digo: ¿ahora que hago yo con esto tan vanal que les iba a decir?
Pues deciroslo, ¡que puedo hacer!
Me encanta la sensibilidad, me llega al alma. Y veo que yo tambien debo de ser algo sensible porque me emociono cuando leo los pensamientos sencillos y nobles de la familia.
Ahi va mi primer pensamiento del dia:
¿Que esto marca tantos Kilos?
¡Anda, este peso esta loco!
si yo apenas he comido.
Todos los años lo mismo,
pasando las Navidades,
tengo que cerrar el pico.
No porque yo tenga ganas,
es que tengo que meterme
en los trajes de gitana.
Ademas, con el buen tiempo,
vamos mucho de paseo,
y no quiero que me vean
con este tipo tan feo.
¡Que trabajito me cuesta
pasar de las chucherias!
Los kilos de "lacasitos"
que a gusto me comeria.
Pero,¡que no, que ni hablar!
que sino, no voy a bailar;
pues, gorda, me da verguenza,
no me moveria igual.
No me queda mas remedio
que hartarme de lechuga,
de tomates, de naranjas
y filetes de pechuga.
Tambien tomare pescado,
a la plancha, por supuesto,
las tortillas de patatas
se quedan para el recuerdo.
Nacho, eres un gran poeta,
y, ademas, tan delgadito.
Mira tu ¡que diferencia!
Nos separa un gran abismo.
Jesús ,gracias, eres el más familiar del blog y junto con Nacho los más trascendentes. Con vuestro permiso le contesto a Maruja.
Por lo menos eres sincera, porque yo estoy harta de escuchar " si no como ná, lo que cabe en mi mano" ,y te enseñan la mano cerrada como un cuenco, "si yo no ceno, un yugú y una lonchita jamón yó " y te vas al bar y las coge desayunando lo que yo no podría comer ni obligá, eso sí con sacarina.
Entonces te miran y te dicen : ojú que delgaita estás ¿ que haces?, Sra pues yo es que soy así,
uf que suerte, pero usted es la mujer de D. Francisco (como a él lo conocen de joven y es muy guapo)
si no tiene carne ni ná donde agarrar, que estropeá está...
Y se van tan contenta con sus m... toós, con cuarenta kilos menos después de lo que te han soltado.
EEEEHHHHHH, MAMEN: ¡vamos hombre (en este caso mujer)estaria bueno! que tengas que pedir permiso para,contestar, comentar, publicar... el blog está para esto, y yo, no soy, ni más, ni menos familiar que cualquiera de vosotros, ¡andeeee vaaaaa, aaayyy la paaaayaaaa! y yo junto a Nacho seriaaa... como el duo sacapuntas, pero el, es el grande, y yo, el pequeño.
MARUJA:¿tonterias matutinas? ¡otra vez te lo tengo que decir! aqui no hay tonterias, todo es arte, un arte peculiar, pero al fin y al cabo, es arte, nuestro particular arte, y los sentimientos, son de abuelo, de sus hijos e hijas, que nos lo están trasladando a nosotros, a mi me queda mucho por recorrer, por hacer, para saber si he conseguido heredar sólo un poquito de él, con eso me daría por satisfecho, intentar parecerse a él es un sueño imposible de alcanzar, es como intentar asaltar un castillo con unas murallas infranqueables, ni siquiera lo intento, me apoyo en el, y junto a el, estoy recordando lo que nos dejó escrito a todos, sólo es esto lo que hago. Por lo demás decirle a las tias lo que siento por ellas es facil, porque es la verdad pura.
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