Hola querida cristina, espero que puedas disculparme el retraso en contestarte, de todas formas dicen que: “nunca es tarde si la dicha es buena” o “más vale tarde que nunca” y en este caso tanto el uno como el otro son totalmente válidos, el primero porque la dicha es buena, y en el segundo porque la palabra “nunca” ha desaparecido del vocabulario en lo que se refiere a nosotros , esta palabra no existe, pues ya, ”nunca” dejaremos de vernos, de hablar, de escribirnos, de contestarnos…
Como tú me decías hace unos meses comentando en uno de mis escritos “me estaré apaciguando”, te podría decir con todo mi cariño, que es la mejor contestación a la pregunta que me haces, aquí tienes la respuesta a esta pregunta que planteas tiempo después, por un simple y tonto comentario que yo te hago, ¡jamás me enfadaría contigo! no suelo enfadarme, aunque de vez en cuando lo hago, soy persona como todos/as, pero pronto se pasa, y todo se olvida. ¿Cómo voy a dejar que nuestros caminos se separen de nuevo? ¿Crees que dejaría de ser primo tuyo por cinco acentos? O, ¿por que te haya dado por la investigación? Y me descubras por unas simples faltas de ortografía.
-Te voy a contar una cosa ahora que no nos ve nadie. Es un cuento
En la vida hay veces que dos personas van por el mismo camino, y de pronto, sin saber porque, los caminos se separan, y uno tira para un lado y el otro se va en dirección contraria. No hay ningún motivo palpable, pero ocurre.
Uno de ellos se acuerda del otro, y recuerda con cariño al que fue su compañero, pero no encuentra la vereita por la que se separaron. Ni con GPS. Y la vida, que a veces se lía más de la cuenta, va dejando que pasen los días, los meses y los años (incluso décadas). Y cada vez los caminos están más separados.
Pero de pronto ¡zas! En una curva, te lo encuentras de frente, y no sabes cómo pudiste seguir sola tanto tiempo y la de cosas que te has perdido. Y dices ¡ea! Po por este camino sigo, ¡de esta vereita no me saca nadie! ¡Ni con agua escalfá!
Po eso. No digo más ¡viva esta curva!-
-Te voy a contar una cosa ahora que no nos ve nadie. Es un cuento
En la vida hay veces que dos personas van por el mismo camino, y de pronto, sin saber porque, los caminos se separan, y uno tira para un lado y el otro se va en dirección contraria. No hay ningún motivo palpable, pero ocurre.
Uno de ellos se acuerda del otro, y recuerda con cariño al que fue su compañero, pero no encuentra la vereita por la que se separaron. Ni con GPS. Y la vida, que a veces se lía más de la cuenta, va dejando que pasen los días, los meses y los años (incluso décadas). Y cada vez los caminos están más separados.
Pero de pronto ¡zas! En una curva, te lo encuentras de frente, y no sabes cómo pudiste seguir sola tanto tiempo y la de cosas que te has perdido. Y dices ¡ea! Po por este camino sigo, ¡de esta vereita no me saca nadie! ¡Ni con agua escalfá!
Po eso. No digo más ¡viva esta curva!-
Verás, en la vida, como tú dices, uno tira para un lado y el otro en dirección contraria, los dos se acuerdan el uno del otro, pero siguen distanciándose, se toman decisiones que te afectan para toda la vida, algunas son buenas y acertadas, otras te pesarán como una losa para siempre, incluso hay gente que te aconseja sabiamente, y no haces caso a la voz de la experiencia, crees que te vas a comer el mundo, y es al revés, el mundo es el que te devora, pero todas estas decisiones buenas o malas te ayudarán a ser mejor o peor persona , ¿serás mejor, o peor, por tener más o menos? ¿Serás mejor, o peor persona por ser, o no ser, no sé... médico, abogado, arquitecto...? ¿Hay que arrepentirse de ello? Dicen que: “no te arrepientas de lo que has hecho, arrepiéntete de lo que no has podido, o querido hacer”. Yo no me arrepiento de nada, pues todas estas decisiones me han traído hasta lo que hoy en día soy, una persona feliz con todo lo que le rodea, familia, amigos, salud, amor, trabajo (aún con la crisis que hay) en fin con todo lo que me importa, y más cuando de nuevo encuentras ese camino del cual te despistaste, camino, o senda que cada día que pasa te gusta y apasiona mucho más.
Cosas de la vida, ¿sabiduría popular? ¿Es cierto todo lo que en el fondo, nos dice esta “Pajarita”? ¿Es sabio Frasquito? Ya me dirás.
Cosas de la vida, ¿sabiduría popular? ¿Es cierto todo lo que en el fondo, nos dice esta “Pajarita”? ¿Es sabio Frasquito? Ya me dirás.
LADRILLITOS SOMOS
No veo porqué, siempre que hay que sacar a colación nombres de sabios filósofos, hemos de ir a parar a los antiguos. Conformes, de toda conformidad, en que Platón, Sócrates, y Aristóteles fueron unos sabiazos que no hay quien los mejores. Pero, vamos, también ahora hay filósofos meditativos capaces de darle ciento y raya al más pintado de los antiguos tiempos.
Ahí tenemos, por ejemplo, a mi paisano Frasquito, que me decía el otro día contemplando una obra: Oiga usted, don José: ¿Usted se ha fijado en lo pareja que es la vida a los tejares?
-Frasquito de mi alma, ¿Qué me dices?
-Pues, sí, señor; lo es. Fíjese usted como cada día salen hornadas de hombres y hornadas de ladrillos. Todos iguales, todos del mismo barro, todos cocidos en el mismo horno y con el mismo fuego, y todos de apariencia semejante. Así salen los hombres: desnuditos, sin ropa que distinga a unos de otros y con los mismos órganos y los mismos sentidos; igualitos, como igualitos son los ladrillos que salen del horno del tejar.
Luego viene la obra, que es la vida. Y, sin saber porqué ni por qué no, unos van a un destino, otros a otro: aquél al más lucido y éste al más escondido: igual que los ladrillos. ¿Usted no se ha fijado? Todos iguales, todos apilados y llega un carro y carga un millar. Ya aquí interviene el azar; ¿por qué carga ese carro un millar en vez de dos millares o en lugar de quinientos? Pues ese es el azar, que hace que unos vayan ahora y otros esperen a que lleguen los carros de otra obra.
Pero es que un carro va a una obra de lujo en el centro, y el otro a un casuchín de los suburbios. Pero ni aun eso determina la suerte futura. Porque una vez que llegan, unos son empotrados en pared interior y otros van a lugar principal de la fachada. Y aun hay unos pobretes desdichados que no llegan a entrar en la obra nueva: los gastan en las vallas. Su vida es tan humilde como breve. Unos meses formando parte de un tabique liviano en la valla, y luego acabada la obra, se derrumba el tabique, y el ladrillo, maltrecho y roto, va a un vertedero en un carro de escombros. Mientras tanto, en el sitio central de la fachada, queda un ladrillo de peor condición, más mal cocido, de barro más liviano, que, sin embargo, por su suerte mejor, se pasará quinientos años presidiendo la vida del hermoso edificio.
Pues igual, igualito ocurre en los tejares de hombres: salen de la Academia militar unos cuantos muchachos, hay uno muy valiente y muy capaz que va a la guerra y está en una unidad que se ve en un “fregado”; queda bien el muchacho y hace una gran carrera. Pero es que había otro más valiente que él y más capaz que él, y que fue destinado a una unidad que no tuvo “fregado”; y aquel muchacho asciende por sus pasos y hace mala carrera. ¿Por qué ocurre tal cosa? Porque uno, por su suerte, fue ladrillo de pingonetito del palacio, y el otro fue ladrillo de pared interior. Y aun habrá de dar gracias de no haber sido empleado de ladrillo de valla.
Y lo mismito en todo: en carreras civiles, en empleos, en amores, en todo. Va un muchacho a un viaje; se enamora, se enamoran de él, y hace una boda que es su felicidad. Pero es que iba con él otro muchacho que también se enamora y también es amado; pero éste, porque sí, es luego desgraciado. Un viaje dio al uno la alegría; ese mismo viaje trae al otro la pena.
Un tejar, don José, un inmenso tejar: esa es la vida. Ladrillitos somos y caminito de las obras vamos. ¿Usted cómo escapó? A lo que le contesto: Yo, hijo mío, he estado en la fachada mucho tiempo; luego como material de derribo, he estado en muchas obras: en interiores sórdidos, en paredes maestras, en tabiques a la capuchina… ¡hasta en vallas he estado! Pero, en fin, menos mal que aun no he ido a un vertedero de escombros. ¿Y tú, Frasquito? –le he preguntado luego-. Y él me dice que aun está en el tejar y que está temblandito de que llegue un camión y lo carguen en él. Porque mientras un sea ladrillito suelto –dice- puede haber esperanza. Pero mire usted que cuando lo empareden a uno debe ser espantoso.
Y Frasquito se aleja, y me quedo pensando en que Platón, Sócrates y Aristóteles serían grandes filósofos; pero que mi paisano, con su filosofía de tejar, no es un grano de anís ni muchísimo menos.
JOSÉ MONTOTO
10 comentarios:
Hay que ver la forma tan bonita y sencilla que tiene el abuelo de seguir guiándonos; cuando menos me lo espero, leo algo que me encanta, me enseña y me hace pensar¡Que razón tenían los dos!
Cuando esté tranquila, la leeré otra vez y a ver si consigo averiguar dónde ha estado "mi/yo ladrillo", donde está y donde procuraré que no me pongan; aunque hay veces que es cuestión de suerte. Y aún no he podido averiguar qué clase de suerte es la mia. Es algo subjetivo y depende de como lo tomes.
Ya sabía yo que no te habías enfadado por cinco acentos de ná, aunque merece la pena provocarte si luego me regalas pajaritas como esta en desagravio. Por cierto, te he puesto tres o cuatro acentos que se te habían escapado... ;)
Tiene muchísima razón Frasquito. Todos somos ladrillitos, aunque en esta familia no hay muchos de derribo ¿no?. Yo creo que no somos ladrillitos de una fachada lujosa, palaciega, ni formamos parte del león rampante de un blasón, pero sí construímos entre todos una casa sólida, y yo me la imagino con un buen balcón de esquina que ilumina una mesa camilla, y de los tejares van saliendo más ladrillitos porque es una casa en eterna reforma. Ahora, por ejemplo, estamos construyendo un gran cuarto de juegos para las nuevas generaciones.
Tienes toda la razón,jamás me enfadaría,además me encantan tus provocaciones, son geniales.
También un día te dije y te vuelvo a repetir, que no hay desgravio donde no hay agravio, y para mi no lo hay, tampoco puedo, quiero, ni debo, regalarte algo que no es mio, ya te dedicaré algo mio de verdad.
Ladrillitos somos, ninguno de derribo, casa grande, muy grande y soleada, muy soleada, sigamos con la obra.
Si no se me escaparan acentos ¿que harías tu? ¿sólo leer? ¡te aburrirías! Gracias por todo "Frasquita" besos
Pues a ver si algún ladrillito construye una bodeguilla para reuniones en grupo y la estrenamos, que hace mucho que no nos vemos.
Te advierto que cada vez tengo que poner menos acentos, señal de que está funcionando ese curso que estás haciendo de ortografía online ¿has llegado ya al pretérito pluscuamperfecto?...
P.D. estoy de acuerdo con la ladrillita marchosa (¿quién será?). Voy a preparar una pancarta: ¡Bodeguilla yaaa, bodeguillaaaa yaaaaa!
A onde tengo que llegar? esostá mu lejo? se puede llegá en barca?
El que vaya a hacer la bodeguilla, que la haga con embarcedero ok?
si hubieras o hubieses estudiado el pluscuamperfecto y no te hubieras o hubieses ido a tomarte unas cañas, habrías sabido que la barca sólo se hubiera o hubiese necesitado para llegar a la bodeguilla si el ladrillito constructor la hubiera o hubiese construido en Jerez, o en el mismo Venecia, que habría sido lo mismo, pero en ese caso no habría sido barca sino que se hubiera o hubiese llamado góndola ¿Va bene?.
Guuuuaaaaauuuu,lección "plus" cuanperfecta, como tú.
Jamás hubiera o hubiese, esperado escribir tanto como lo estoy haciendo ahora.
Tampoco hubiera o hubiese imaginando, que tuviera o tuviese tantas faltas de ortografía.
Si no me hubieras o hubieses animado a hacerlo tampoco lo estaría haciendo, es más, si pudíera o pudiese, lo hubiera o hubiese dejado hace tiempo.
Pero más todavía, si no te quisiera o quisiese, como te quiero, si no fueras o fueses como eres, si no te tuviera o tuviese la estima que te tengo, este sería el momento para decir, que si no fuera o fuese, porque de nuevo caminamos juntos, lo más seguro es que otro que no fuera o fuese como yo, te diría, que para que no te molestaras o molestases, para que no tuvieras o tuvieses, que corregir, lo que escribíera o escibiese, desde ahora mismo, este que esto escribe, lo dejará, hasta que su majestad, tuviera o tuviese la delicadeza, o si pudiera o pudiese dejar de meterse conmigo, si no se disculpara o disculpase, éste posiblemente, dejara o dejase de ser su amigo (digo amigo,no primo)
Si no me metiera o metiese contigo, y no corrigiera o corrigiese tus faltas de ortografía, estoy segura que me "dirías o dirieses": "¡no me has contestadooo a lo que te dijeeee ayeeeeer!" ¿o no?
¡y lo que estás aprendiendo con la wikicristi! ¡eso no está pagaooooo! ¡anda, anda, no te quejes más y sigue deleitándonos!
(y ahora que no nos lee nadie te diré que si yo no hubiera o hubiese tomado la lección a mis niñas no me hubiera o hubiese acordado del pluscuamperfecto ése)
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