Doy gracias a Dios, por descender de estas dos grandes personas que son mis dos abuelos.
De el abuelo Pepe no tengo que decir nada porque todos sabemos ya de sobra como era. Pero hoy le voy a rendir homenaje a mi otro abuelo, a don Luis Cañas, padre de mi madre.
Además de guapo, apuesto, buena facha, delgado, lo más importante (como en todas las personas) fué su forma de ser.
Era bueno sin límites. Estudió medicina, y cuando en su consulta atendía a la gente de Bujalance, a casi nadie le cobraba porque le daba lástima de cobrarle a los pobres, incluso les daba dinero para las medicinas. Mi abuela le tuvo que decir: Luis, quita la consulta que nos vamos a arruinar.
Lo nombraron alcalde de Bujalance, y lo mismo, hizo un montón de mejoras en el pueblo. Además de no cobrar nada de sueldo porque antes los alcaldes no cobraban, no como ahora que se ponen un sueldazo, se quedan con el dinero de todo el mundo abusando de su cargo y muchos terminan hasta en la cárcel. Pues mi abuelo también pagó de su bolsillo obras y mejoras para el pueblo.
Tanto es así, que la gente lo quería de tal manera que cuando llegó la guerra civil, en Bujalance mataron a un montón de señores, y los rojos dijeron: a Don Luis Cañas ni tocarlo. Lo dejaron en paz y no le hicieron nada ni a él ni a su familia.
Era tranquilo, le gustaban mucho los trabajos de carpintería, tenía en la casa un cuarto con muchas herramientas de todo tipo.
También le gustaban las abejas, cuidaba los panales y sacaba una miel riquísima.
A mi abuela la adoraba, siempre tapándole cualquier contratiempo que hubiera, para que ella no pasara ni un mal rato por nada.
En fin, que voy a decir más, una persona singular como pocas.
Murió cuando yo tenía 12 años, pude estar con él menos tiempo que con el abuelo Pepe, pero tengo bastantes recuerdos de él.
¡¡¡Benditos sean mis dos abuelos !!!
domingo, 21 de febrero de 2010
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1 comentarios:
Tienes mucha razón, guardamos de él muchos recuerdos, era bueno por dentro, y por fuera elegantísimo, tenía una sonrisa que te cautivaba, y lo recuerdo muy calmado, sin hacer aspavientos, era muy agradable.
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