Me encantaría que todos fuésemos
igual que los chinos, ni más ni menos,
¿tú te imaginas?, tener la misma talla;
¡Qué maravilla!, todos la misma bata.
No como aquí, "que si ésta me está grande,
que si esa chica. No la quiero tan clara,
¿la tienes oscurita?, Un poquito más corta,
tan larga no; esta lleva botones, prefiero cinturón".
"Ay, mire usted, señora, que sólo es una bata;
que no es un modelito de Christian Dior."
Menuda paciencia me gasto últimamente;
es el único modo de tratar con la gente.
En otras ocasiones la cosa es diferente;
hay clientas mejores que compran fácilmente,
y con ellas la venta irá estupendamente.
Todo les viene bien, el precio, el color...
En cambio, otras preguntan por la composición,
¿"Qué tanto por ciento lleva ésta de algodón"?
¡Y yo qué sé, señora!, ¿la he fabricado yo?
No pregunte usted tanto, ¿la quiere sí o no?
¡Y las especialistas de las rebajas...!
Esas sí que son "largas", a esas no las barajas.
No lo quieren barato, lo quieren regalado,
y encima que le sobre para un helado.
¡30 euros, anda mujer, si yo lo he visto a diez!
Pues váyase corriendo y compréselo usted.
Por estar rebajado lo dejo más barato,
pero yo sólo vendo, yo no hago tratos.
Y ya soy una experta, a mí no me la pegan;
na más verlas entrar, sé de qué pata cojean.
Me pongo mi "coraza" para tratarlas,
es la única forma de poder aguantarlas.
Pero, en resumen, confieso, me gusta lo que hago.
Abunda más la gente encantadora;
mis clientas son verdaderas señoras;
las atiendo muy bien y a mí me adoran,
y yo a ellas también, por la "pastora".
domingo, 21 de febrero de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario